Nombres como 'Helicobater pylori', papilomavirus o virus de la hepatitis B o C, probablemente pueden resultar familiares, incluso quizás se relacione con algún cáncer, en este caso, con el de estómago, el de cuello de útero o el de hígado, respectivamente. Sin embargo, no son los únicos que están en el origen de otros tumores, como el virus de Epstein-Barr que, de no tratarse, puede generar un cáncer nasofarígeo o un linfoma Hodgkin, o el parásito Schistosoma haematobium, que está detrás del tumor de vejiga.
"Infecciones con ciertos virus, bacterias y parásitos son una de las mayores, y prevenibles, causas de cáncer en todo el mundo... La aplicación de métodos preventivos de salud pública, que ya existen, como las vacunas o los tratamientos antimicrobianos, podrían tener en un futuro un efecto importante en la carga mundial del cáncer", explica Catherine de Martel y Martyn Plummer, de la Agencia Internacional de Investigación para el Cáncer, en Francia, y principales autores de este estudio.
Estos investigadores han realizado un análisis para estimar la proporción de cánceres que podrían atribuirse globalmente a infecciones y han calculado, en ocho regiones, la población que podría estar afectada por nuevos tumores y que podrían haberse prevenido con una intervención específica a la exposición. De esta manera, de los 12,7 millones de nuevos cánceres ocurridos en todo el mundo, cerca de dos millones fueron atribuibles a infecciones (un 16,1%), de los que 1,6 millones (un 80%) se produjeron en países en vías de desarrollo. En concreto, de las 7,5 millones de muertes que ocurrieron en 2008 por culpa de un cáncer, se estima que 1,5 millones fueron debidas a una infección potencialmente prevenibles y tratables.
Existe importantes diferencias entre regiones de cómo estas infecciones son responsables en la génesis de tumores son importantes. Así, en Australia y Nueva Zelanda el origen infeccioso de un cáncer está en el 3,3% de los casos frente a un 32,7% en el África Subsahariana.
Información y prevención
"Incrementar la cobertura de vacunas debería ser una prioridad para los sistemas de salud en países con una alta carga [de estas infecciones]", afirma Goodarz Danaei, especialista de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard (EEUU) y autor de un editorial que publica 'The Lancet Oncology'.
Este especialista señala algunas debilidades del estudio, como la metodología empleada que podría haber sobreestimado la prevalencia de estos tipos de cáncer, al no haber tenido en cuenta otras causas distintas a la infección a la hora de originar el tumor, por ejemplo el alcohol en el cáncer de hígado. Por otro lado, "en cualquier análisis global de factores de riesgo y enfermedades, la elección de las zonas geográficas puede tener un efecto importante en las estimaciones, particularmente cuando los datos son un tanto escasos, como en el presente análisis".
No obstante, Danaei considera que estos investigadores "ofrecen las estimaciones mundiales más actualizadas hasta el momento sobre el papel de los agentes infecciosos en la generación del cáncer [...] El análisis de De Martel y colaboradores también arroja luz en nuestro conocimiento sobre la prevencia y el efecto de infecciones carcinógenas, concretamente en los países menos desarrollados. Mejorar la calidad y cantidad de tal información es esencial para priorizar los programas preventivos y vigilar su eficacia".