La bacteria 'Klebsiella Pneumoniae Carbapenemasa' (KPC) fue descubierta a finales de 2010 en la unidad de cuidados intensivos del hospital Arnulfo Arias Madrid de la capital, administrado por la Caja del Seguro Social, al que más de 4.000 personas acuden a diario a recibir atención médica especializada.
Según las autoridades, esta bacteria tuvo su primer brote en Carolina del Norte (este de EEUU) en 2001 y ha afectado a diversas zonas del planeta, datos que no tranquilizan a los panameños.
"La gente tiene miedo de ir al Seguro en busca de ayuda porque en vez de ayuda busca la muerte", dijo a la AFP Nicolás Rodríguez, un taxista de 35 años y usuario del hospital afectado.
"Las personas no quieren asistir al Seguro Social aunque lo paguen (...). Las autoridades lo han descuidado. Eso se ve", dijo a la AFP Julissa Berguido, cuya madre, Isabel María Castillo, murió por la bacteria.
Las autoridades reconocen que desde que comenzó el contagio el número de personas que diariamente acude al hospital ha descendido en 40%.
"Eso a la larga es peor porque todas las personas necesitamos atendernos y controlar nuestra salud", dijo el director de la Caja del Seguro Social, Guillermo Sáez, tras acudir al hospital a realizarse diversos exámenes médicos, en un intento de tranquilizar a la población.
"Se puso una visión de que uno iba al hospital se contagia con la bacteria y se puede morir. Si fuera así todos los trabajadores de la salud estarían infectados y estarían muertos", dijo a la AFP Javier Díaz, director de prestaciones en salud del Seguro Social.
En 2006 el Seguro Social panameño quedó sumido en el escándalo, cuando cientos de pacientes resultaron intoxicados por la ingesta de un jarabe expectorante sin azúcar para hipertensos y diabéticos, que terminó siendo un veneno contaminado con 'dietilenoglicol', un producto de uso industrial, no apto para el consumo humano.
El jarabe, que fue distribuido de forma gratuita, ha causado hasta el momento la muerte de al menos 224 personas, y juicios en Panamá y España.
"Ambos casos (del jarabe y la bacteria) son un genocidio, donde hubo un factor de negligencia administrativa de varios órganos del Estado", dijo a la AFP Gabriel Pascual, presidente del comité de familiares de víctimas del jarabe envenenado.
"El problema de la bacteria se conoce desde diciembre de 2010 y las autoridades sanitarias no tomaron las precauciones necesarias", añadió Pascual, quien asegura que "existe pánico en la población" para acudir a los servicios de sanidad públicos.
Pascual afirmó que al menos seis personas que quedaron con secuelas por ingerir el jarabe murieron en las últimas semanas al agravarse su estado por la bacteria asesina. Sin embargo, las autoridades no han confirmado esta versión.
"Este es un brote de una bacteria como la ha habido en otros lados del mundo", dijo Díaz, quien afirmó que acudir al hospital "es seguro", aunque todavía no se puede "hablar de control" total de la situación.
"Hay que cambiar la percepción de riesgo que todavía perdura en un segmento de la población", dijo Joaquín Molina, representante de la Organización Panamericana de la Salud en Panamá.
Molina aseguró que las autoridades sanitarias están enfrentando el problema de manera "muy seria y responsable".
Hasta el momento, las autoridades reconocen que 50 personas han muerto con la bacteria.
"Yo no voy al Seguro ya, porque si voy a buscar ayuda y lo que van hacer es enviarme para el otro barrio (al cementerio), mejor pago un seguro privado", sentenció el taxista Rodríguez.