Hace 50 años, el astronauta Yuri Gagarin se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio. Junto con él viajaban unos cuantos millones de bacterias, que afortunadamente, no le causaron ningún problema. Algo que no pudieron decir alguno de sus posteriores colegas astronautas.
Por ejemplo, durante el viaje del Apolo 7, el astronauta Wally Schirra pilló un resfriado de origen viral que contagió a sus compañeros de misión. Si hubieran estado en la Tierra, el resfriado habría sido una molestia más o menos llevadera. Muchos estornudos y muchos mocos que limpiar mediante el uso de incontables kleenex para sonarse la nariz. Sin embargo en el espacio las condiciones de microgravedad provocan que el moco no sea expulsado por lo que se acumula en los senos nasales causando una dolorosa sinusitis. La enfermedad causó irritabilidad en los astronautas y más de una vez discutieron con el control de la misión. Pero lo peor estaba por llegar. Si alguien ha volado estando constipado sabrá lo mal que se pasa debido a los cambios de presión. Pues ahora imagínese lo que debió de ser la reentrada en la atmósfera. Los astronautas se negaron a ponerse el casco para así poder sonarse mientras se realizaba la reentrada. Debido a la insubordinación los tres astronautas no volvieron a viajar al espacio. Y sin embargo surgió algo bueno de tan terrible experiencia. La NASA puso dinero para investigar en una forma de aliviar los síntomas del resfriado y así se desarrollaron los anti-histamínicos basados en el clorhidrato de oximetazolina.
Oximetazolina (Fuente: Wikipedia.)
Desde entonces se han dado otros casos de enfermedades infecciosas leves en viajes espaciales. Suelen ser conjuntivitis, infecciones respiratorias y dentales. También suelen darse algunas infecciones cutáneas, sobre todo debido a la permanencia de sensores médicos pegados a la piel. Rara es la misión en la que no hay algún problema, y a pesar de que se llevan antibióticos en los botiquines espaciales se ha observado que los microorganismos son más resistentes de lo normal a la acción de los mismos. Para colmo, también se ha comprobado que la microbiota residente presenta cambios, observándose un aumento de las poblaciones de patógenos oportunistas como Staphylococcus aureus.
Los mayores cambios se observan en la microbiota intestinal. A las dos semanas de un viaje espacial se observa que el número de especies bacterianas intestinales se reduce, entre ellas los lactobacilos y las bifidobacterias. También se observa que hay un intercambio bacteriano entre la tripulación. Gracias a experimentos realizados en la Tierra con voluntarios mantenidos en condiciones de aislamiento se sabe que esos cambios son debidos a la ingestión continuada de comida estéril deshidratada. Por ello se suministran bacterias probióticas a los tripulantes de las naves espaciales.
Aunque el astronauta que peor lo pasó debido a una infección bacteriana fue Fred Haise. Es probable que los lectores hayan visto la película "Apolo 13", que narra la odisea que sufrió la tripulación de dicha nave en su fallido viaje a la Luna en el año 1970. Los actores Tom Hanks, Kevin Bacon y Bill Paxton interpretaban a los astronautas Jim Lovell, Jack Swigert y Fred Haise. Recordarán que uno de los astronautas se pone enfermo durante la accidentada travesía, presentando síntomas de letargia y fiebre. Cuando regresaron a la Tierra, a Fred Haise se le diagnosticó una infección urinaria por la bacteria Pseudomonas aeruginosa. El motivo de la misma fue que durante las 87 horas que duró la odisea, los astronautas sufrieron frío, deshidratación y no pudieron cambiarse sus catéteres urinarios.
Tratamiento antibiótico recibido por Fred Haise para combatir su infección. La tetraciclina fue suministrada durante la misión. La furadantina es un imidazol que se usa para tratar infecciones urinarias. Coly-Mycin es la colistina, un antibiótico peptídico del grupo de la polimixina muy efectivo contra P. aeruginosa(Fuente: Biomedical Results of Apollo.)
¿Por qué las infecciones son comunes en el espacio? Por varias causas. Además de las indicadas antes hay que añadir que el sistema inmune no funciona muy bien allí arriba. Se ha comprobado que el número de linfocitos decrece y que la concentración de anticuerpos en suero disminuye. Pero es que además, en condiciones de microgravedad la concentración de partículas aéreas en suspensión se incrementa enormemente. En condiciones de gravedad muchas de esas partículas caerían al suelo. En microgravedad flotan causando irritaciones de las mucosas, los ojos y aumentando la probabilidad de que lleguen al interior de los pulmones.
Así que si por un casual algún lector se apunta a un viaje espacial turístico, ya sabe que tiene que tener un poco de cuidado.
http://curiosidadesdelamicrobiologia.blogspot.com/2011/04/bichos-espaciales.html
En el espacio hay múltiples pelígros pero las infecciones en este medio pueden ser particularmente molestas ya que en el espacio nuestro sistema inmune no se comporta igual y eso ayuda las infecciones. Curiosos al menos.