Aunque las propiedades cuánticas no se pueden exportar al mundo macroscópico, lo que han conseguido los físicos es agrandar la superposición de estados en el mundo cuántico, con la finalidad de descubrir el punto exacto en el que los objetos basculan entre la física clásica y la física cuántica. Un territorio que ha intrigado a los físicos desde hace más de un siglo.
Han testado un método que podría amplificar la superposición de estados clásicos de la luz más allá de los límites microscópicos y ayudar a determinar los límites entre los mundos cuántico y clásico.
Para conseguir esta aproximación, los físicos han usado fotones que pueden ser polarizados tanto vertical como horizontalmente al mismo tiempo, hasta que su polarización puede ser medida.
Los físicos usaron esta técnica para crear dos estados superpuestos en dos cajas cuánticas al mismo tiempo y han conseguido observar el fenómeno. Es como si hubieran podido comprobar lo que le pasa al gato de Schrödinger dentro de la caja que contiene comida y veneno.
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La experiencia, dirigida por el físico Alexander Lvovsky, de la Universidad de Calgary y del Russian Quantum Center, consistió en realizar una superposición de dos ondas luminosas coherentes, en las que los campos de las ondas electromagnéticas se orientan en dos direcciones opuestas a la vez.
A continuación, ampliaron esta superposición, con la idea de conseguir miles de estados de superposición cada vez más grandes. De esta manera es posible romper los límites del mundo cuántico y tal vez llegar a entender si hay un límite que lo separa del mundo físico, dicen los investigadores.
Los físicos consideran que estos estados superpuestos “ampliados” nos permitirán trascender los límites del mundo cuántico y descubrir si realmente existe una frontera que lo separa del mundo físico ordinario.[/i]
Sería realmente gratificante descubrir el momento exacto en el cual se produce la decoherencia cuántica, sobretodo teniendo en cuenta que, por lo que pude leer hace tiempo, se había logrado que unos cristales macroscópicos tuvieran algunas cualidades solo atribuibles a elementos subatómicos. Luego está el tema del avance tecnológico que parece formularse a favor de la computación cuántica.