n pequeño fósil de apenas siete centímetros se ha convertido en una de las piezas que faltaban en el rompecabezas de la evolución de las serpientes. Pertenece a un lagarto que vivió hace unos 47 millones de años y ha sido bautizado como 'Cryptolacerta'. Lo encontró en Alemania un grupo de investigadores de la Universidad de Toronto Mississauga y del Museo de Ciencias Naturales de Berlín.
Según explican los científicos en la revista 'Nature', el fósil es la primera prueba anatómica que demostraría que los cuerpos de serpientes y de los lagartos sin patas traseras evolucionaron de manera independiente.
Hasta su descubrimiento, las teorías desarrolladas para explicar el origen y las relaciones evolutivas de las serpientes tenían varias lagunas.
Los estudios genéticos llevados a cabo hasta ahora sugerían que las serpientes estaban emparentadas con los lagartos e iguanas, mientras que su anatomía tenía características comunes con el lagarto gusano de dos patas, un reptil del grupo de los anfisbenios que tiene un cuerpo parecido al de las serpientes.
Evolución de los vertebrados
El investigador Robert Reisz, uno de los autores de este estudio, explica que este fósil echa por tierra la teoría de que las serpientes y otros reptiles de madriguera comparten un ancestro común, y revela que las formas de sus cuerpos evolucionaron de manera independiente. Según este estudio, los anfisbenios están emparentados con los lacértidos, un grupo de pequeños lagartos con cuatro patas que se encuentran en Europa, África y Asia.
"'Cryptolacerta' nos muestra la ecología temprana de uno de los grupos de lagartos más especializados y únicos", señala Reisz. "Basándonos en este hallazgo, parece que la cabeza fue la parte del cuerpo que antes evolucionó en los lagartos gusanos".
Para estudiar el cráneo del fósil, los investigadores utilizaron una tomografía computarizada de rayos X que les permitió analizarlo con detalle. Los datos obtenidos tanto de 'Cryptolacerta' como de otros lagartos fueron combinados con la información ofrecida por los análisis del ADN de especies vivientes de serpientes y lagartos. Los resultados mostraron que el reforzado cráneo de 'Cryptolacerta' tenía características comunes con los dragones gusano, mientras que las serpientes guardaban más similitudes con especies de lagarto como el dragón de Komodo ('Varanus komodoensis').
El científico considera "particularmente emocionante" que los esqueletos de los fósiles puedan responder a importantes interrogantes sobre la evolución de los vertebrados.
fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/05/18/ciencia/1305718167.html