«Hemos trabajado con un viejo antibiótico, la espectinomicina, que no es eficaz frente a la tuberculosis y, mediante un proceso de reingeniería, heMos logrado que sea eficaz frente a esta enfermedad», explica a ABC Richard E. Lee, coordinado del trabajo y profesor del St. Jude Children Research Hospital, en EE.UU.
Lee explica que este hallazgo, que se publica en «Nature Medicine», podría evitar que las bacterias puedan utilizar sus propios mecanismos de resistencia frente a estos nuevos antibióticos. Este nuevo paso contra la tuberculosis permitirá diseñar antibióticos más eficaces, al modificar su estructura química y evitar de este modo que las bacterias los rechacen o exporten al exterior continuamente.
Lee explica que mediante un cuidadoso diseño de fármaco han logrado desarrollar una molécula que no es «bombeada o expulsada» fuera de la célula. De esta forma, se demuestra que una variación en la estructura química de los antibióticos pueden ser determinante para su actividad, ya que influye de modo importante a la hora de ser reconocidos o no por las bombas de eflujo (expulsión) que tienen las bacterias. (las bombas de eflujo reconocen los antibióticos que penetran en la bacteria y los expulsan al exterior, con lo que los antibióticos pierden actividad y la bacteria puede volverse resistente a ellos).
Y el resultado, explica, los investigadores de la Universidad de Zaragoza, es que esta nueva familia de antibióticos obtenidos a partir del antibiótico natural espectinomicina, mediante síntesis química, y que se denominan espectinamidas, inhiben o inactivan la síntesis de las moléculas de las proteínas en las bacterias y, al mismo tiempo, dificultan la aparición de cepas resistentes.
En su diseño, señala los expertos españoles, se ha tenido en cuenta la estructura del ribosoma, el orgánulo bacteriano al que se unen e inactivan para llevar a cabo su acción antibacteriana. Sus características más destacables son su actividad casi exclusiva frente a la bacteria que causa la tuberculosis (incluso contra las cepas que han desarrollado resistencia a los fármacos), los bajos niveles de toxicidad que presentan, y su eficacia para frenar el desarrollo de la tuberculosis en animales de experimentación.
Lee espera que este enfoque también se pueda aplicar a otros productos naturales. De momento, sus investigaciones en ratones han dado buenos resultados, pero se han hecho un con cepas del mycobacterium tuberculosis salvaje, aunque señala que las «cepas resistentes a múltiples drogas eran sensibles a nuestros nuevos fármacos en cultivo celular».
La tuberculosis es una de las enfermedades infecciosas con mayor incidencia a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud, en el año 2012, en el mundo hubo 8,6 millones de personas que desarrollaron tuberculosis, alcanzándose la cifra de 1,3 millones de muertos (de los que un 25% eran VIH positivos). En España, según datos del Centro Nacional de Epidemiología, la incidencia de la tuberculosis fue de 13,10 casos por cien mil habitantes en el año 2012.Además, las cifras de tuberculosis multirresistente (MDR), una peligrosa variante de la tuberculosis que no responde al tratamiento con los escasos fármacos disponibles para tratar esta enfermedad, causó 450.000 nuevos casos en 2012, y un total de 170.000 muertos en todo el mundo. Por estos motivos, es prioritario desarrollar nuevos fármacos que permitan tratar la tuberculosis, y sobre todo, que sean activos contra las variantes MDR. Las espectinamidas que acaban de ser descritas, constituyen un gran avance en este sentido.