El origen de la carrera espacial (1930-1950).
En este artículo se habla del desarrollo de la tecnología de los cohetes por parte de los Nazis
durante la segunda guerra mundial y de la adquisición de esta tecnología por parte de EEUU y la URSS al final de la guerra.
Estos sucesos no forman parte de la carrera espacial, ya que se considera que comienza el 4 de
Octubre de 1957 con el lanzamiento del Sputnik I, sin embargo los hechos incluidos en este
articulo tendrán repercusión en la carrera espacial tanto debido a la tecnología desarrollada en
este momento como en la aparición de ingenieros que liderarán la investigación espacial hasta
bien entrados los años 60.
El interés por los cohetes de los Nazis se debe a su potencial como artillería de muy largo alcance.
Se optó por cohetes en vez de cañones, que era lo normal para la artillería, debido a que el
tratado de Versalles prohibía el uso de cañones de largo alcance, pero no los cohetes, porque en aquel momento no se supo ver su potencial como armas de largo alcance.
De esta manera la Alemania Nazi empezó el desarrollo de los cohetes espaciales en 1932 bajo la dirección del entonces capitán Walter Robert Dornberger y del doctor Wernher Magnus Maximilian Freiherr von Braun (a partir de ahora Von Braun). Estos hombres (y muchos mas que no he mencionado) desarrollaron a lo largo de los años las tecnologías esenciales para la construcción de cohetes supersónicos: motores de combustible liquido, aerodinnámica a velocidades supersónicas y guiado de cohetes.
Así, en 1943, los Nazis acabaron desarrollando el Aggregate 4, mas conocido como V-2, padre de todos los cohetes modernos. Con un rango de hasta 320 Km, una altitud de hasta 80 km y una velocidad máxima de 1600 m/s (5760 km/h) convertian al V-2 en un arma invulnerable a las defensas aliadas. Debido a esto hasta un total de 3172 misiles V-2 fueron lanzados a lo largo de la segunda guerra mundial.
spoiler
Replica de un misil V-2
Motores de cohetes V-2
Video hecho con una cámara atada a un V-2
Esquema del interior de un Cohete V-2
El cohete V-2 usa un combustible compuesto por una mezcla 75/25 de etanol y agua, que hacía combustión al mezclarse con oxigeno líquido en el motor de este, produciendo un chorro que propulsa al misil. Así el motor propulsa al V-2 hasta que se acaba el combustible, unos 65 s. A partir de este punto seguía una trayectoria puramente balística en la que el misil ajustaba su rumbo gracias a unos flaps en las cuatro aletas traseras del V-2.
La direccion del cohete se conocia gracias a una serie de giroscopios a bordo y su control se efectuaba con señales de radio.
Al final de la guerra tanto americanos como soviéticos capturaron tanto a ingenieros como misiles V-2 para intentar reproducir su tecnología.
Los soviéticos capturaron el centro de investigacion en el que se desarrollo el V-2, adonde fueron enviados los ingenieros soviéticos, liderados por Sergei Korolev (futuro ingeniero jefe del programa espacial ruso) para recuperar lo que pudiesen. También capturaron a los ingenieros del complejo, que aunque no se les permitió participar en el diseño de los cohetes sovieticos, eran consultados para resolver problemas.
spoiler
Ubicacion de Peenemünde
Centro de investigacion de Peenemünde
Sergei Korolev
En 1948 consiguieron construir su réplica mejorada del V-2, el R-1.
Por su parte los americanos no fueron menos afortunados y capturaron a varios ingenieros Nazis, entre ellos a Von Braun, jefe de los ingenieros Nazis. Estos fueron trasladados al complejo de pruebas de White Sands, Nuevo Mejico, donde se dedicarían a ensamblar, lanzar y a instruir en el manejo de los cohetes V-2 a los americanos. Estos ingenieros acabaron desarrollando en 1952 el misil PGM-11 Redstone, contraparte americana de los misiles V-2.