La pasteurelosis, provocada por el calor excesivo, hace estragos en Zamora y León
Pasteurelosis. Es el nombre de la enfermedad que ha causado la muerte de un centenar de ciervos en las provincias de León y Zamora. Así lo comunicó ayer oficialmente la Junta de Castilla y León tras recibir el informe del Centro Nacional de Veterinaria de Algete (Madrid), dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino, con el resultado de los análisis.
Una meteorología poco habitual, con temperaturas más elevadas de lo normal durante el día y muy bajas por la noche, registradas a finales de julio —el primer cadáver se detectó el día 28 y el pico de fallecimientos se registró entre la última semana de julio y el 4 de agosto—, podría haber sido el desencadenante de la enfermedad, según apuntó el presidente del Consejo General de Veterinarios de España, Juan José Badiola, quien descartó que exista riesgo de contagio a otras espacies, «ni mucho menos a humanos».
A falta de conocer los detalles del informe, la drástica variación de las temperaturas, superando los 30 grados por el día y bajando hasta los diez en la madrugada, fueron, según este experto, los responsables de que la pasteurelosis —una bacteria que habita en el aparato respiratorio de los rumiantes domésticos y salvajes a la que son especialmente sensibles los ciervos— proliferara. Con ella bajan las defensas de los animales, provocando en cuestión de horas la muerte de los ungulados, que padecieron lesiones vasculares graves y neumonía, además de fiebre, por lo que generalmente fueron hallados en lugares próximos a pantanos y charcas donde acudían a refrescarse o en zonas de vegetación en las que trataban de protegerse del sol. Aunque es una enfermedad «habitual» en diversos animales, no siempre provoca la muerte. Sin embargo, en esta ocasión, se ha manifestado una «presentación sobreaguda de la enfermedad», por los cambios de temperatura.
«Es un padecimiento individual» que al causar una patología «tan rápida» difícilmente puede ser contagioso, y en el caso de que un ave carroñera o un predador se alimentara del cadáver de un animal sería «improbable» que la bacteria le provocara la muerte, destacó Badiola. De hecho, ya en 1991, esta bacteria causó un brote similar en los montes Universales, en el límite entre Aragón y Castilla-La Mancha y, en 2007, la pasteurella mató a más de 400 cérvidos en Cádiz.
Más causas
Aunque los cambios de temperatura parecen se el principal desencadenante del brote, «alguna circunstancia más se ha tenido que dar», advirtió el catedrático de Anatomía Patológica y Sanidad Animal de la Universidad de León, Juan Carlos García Marín.
El avanzado estado de descomposición de los cuerpos por las elevadas temperaturas ha dificultado la investigación de las causas, en la que han trabajado diversos laboratorios veterinarios de referencia nacional. De hecho, de los 102 cadáveres recogidos, sólo se pudieron extraer muestras viables de siete y hacer necropsias de cinco, lo que permitió «descartar» hace ya días las principales enfermedades de declaración obligatoria como la lengua azul, la EEH (Enfermedad Epizoótica Hemorrágica del ciervo), el carbunco bacteriano, la fiebre catarral maligna, la brucelosis, la leucosis y la perineumonía.
http://www.abc.es/20100817/sociedad/bacteria-asesina-ciervos-20100817.html
Esperemos que se pongan medios para evitar la expansión de la enfermedad y así evitar que mueran más ciervos. Aunque la Pasteurella sea una bacteria común en animales se puede transmitir a los seres humanos a través de mordiscos o lametazos , puede haber afectación pulmonar . El cuadro más grave son la infección de tejidos que en un periodo de incubación de 12 horas a 3 días tras el mordisco o arañazo aparece eritrema , Dolor e hinchazón con afectación ganglional con fiebre. Puede haber complicaciones como osteomielitis , tenosinovitis y artritis. También puede afectar a los pulmones y haber bacteremia.
