Conservar la biodiversidad limita la transmisión de agentes patógenos.
La pérdida de especies de un ecosistema concreto puede tener graves consecuencias en la distribución e incidencia de las infecciones, incluso en aquellas que afectan a los humanos, según biólogos norteamericanos. Como publican en una interesante revisión en la revista Nature, la biodiversidad nos protege frente a las enfermedades infecciosas. Los científicos han estudiado la relación entre el cambio en los ecosistemas y la interacción entre los microorganismos patógenos y sus huéspedes, y han llegado a la conclusión de que la pérdida de biodiversidad aumenta la transmisión de enfermedades infecciosas. Aunque no se sabe exactamente por qué ocurre esto, parece ser que la disminución del número de especies puede aumentar la probabilidad de encuentros entre el parásito y el huésped.
Entre los más de doce modelos de infecciones diferentes que se detallan en el estudio, figura el aumento de la incidencia de la infección por el virus del Nilo Occidental en los Estados Unidos. Este virus es transmitido por mosquitos y se mantiene entre las poblaciones de pájaros. De manera esporádica puede infectar al hombre causando un tipo muy grave de encefalitis. En las zonas donde ha disminuido la diversidad de aves han predominado especies de pájaros susceptibles al virus, lo que se ha traducido en un aumento del grado de infección en los mosquitos y en el hombre. Por el contrario, en aquellas zonas con más tipos diferentes de aves (gran diversidad) hay más especies que no son buenos huéspedes para el virus, y esto hace que la incidencia de la infección disminuya.
Sin embargo, el estudio también alerta de que una gran biodiversidad puede favorecer la aparición de nuevas infecciones, los llamados patógenos emergentes. Se calcula que entre 1940 y 2004 se han identificado más de 300 enfermedades emergentes en humanos (algunas tan conocidas como el SIDA, la gripe aviar o la aparición de cepas bacterianas multirresistentes a los antibióticos). En algunos casos se demuestra que la probabilidad de que un patógeno “salte” desde la fauna salvaje al hombre es mayor en áreas ricas en biodiversidad. Más que por un aumento de la biodiversidad, la mayoría de los casos de enfermedades emergentes está relacionado con cambios producidos por la actividad humana (prácticas agrícolas, deforestaciones, producción de alimentos, guerras y cambios demográficos) que incrementan los contactos entre las personas y la fauna salvaje. Por ello, preservar grandes áreas o ecosistemas intactos podría minimizar este contacto y reducir estas nuevas enfermedades.
El mensaje es claro: conforme más degrademos los ecosistemas mayor probabilidad de que aumenten las enfermedades infecciosas.
http://www.unav.es/acienciacierta/otros/a-mas-especies-menos-infecciones.html
A ver si nos entra a todo el mundo en la cabeza que hay que tenr mas cuidado con lo que hacemos con el medio ambiente.sobre todo a los gobiernos.