Se puede pensar en él como en una especie de telescopio, aunque desde luego no tiene el aspecto que la gente suele asociar a uno. Situado a unos 2.000 metros bajo la superficie, en una cueva subterránea, consta de una esfera geodésica de acero inoxidable de 18 metros de diámetro, cuya cápsula interior de 6 metros está llena de 1.000 toneladas de agua pesada (D20 u óxido de deuterio).
Partes del complejo bajo tierra
Pegados a la esfera, como se ve en la primera imagen, hay 9.522 sensores de luz ultrasensibles. Cuando los neutrinos pasan a través del óxido de deuterio e interactúan con los núcleos de éste, producen la llamada 'Radiación de cherenkov'. Los tubos fotomultiplicadores detectan esa luz y la transforman en señales eléctricas, que los científicos analizan para identificar los 3 tipos de neutrinos.
Este detector se puso en marcha en mayo de 1999 para trabajar en la detección de neutrinos solares y se apagó el 28 de noviembre de 2006. Como el instrumento ya no produce más datos, los científicos seguirán investigando los ya producidos durante los próximos años. El laboratorio subterráneo ha sido agrandado, y algunos experimentos se siguen probando en el SNOLAB. El propio detector está siendo transformado para su uso en el experimento SNO+.
El 18 de junio de 2001 se publicaron los primeros resultados obtenidos, siendo el principal hallazgo el que los neutrinos oscilan mientras viajan por el sol. Esto implica que los neutrinos tienen masas no nulas, coincidiendo con la predicción teórica. Los experimentos en adelante confirmaron este resultado y mejoraron la precisión de los datos tomados. Aunque el observatorio Super-K venció al SNO publicando conclusiones similares a principios del 98, éstos no eran concluyentes y no especificaban nada sobre los neutrinos solares.
En el 2007, el instituto franklin concedió al director del pryecto, Art Mcdonlad la medalla Benjamin Frankisn a la física.