Los científicos Paul Klein, de la Universidad del Norte de Arizona (EE UU), y Lance Price, del Instituto de Investigación de Genoma Traslacional (TGen), del mismo Estado, han coordinado equipos de veinte instituciones de diferentes países para centrarse en una cepa de la bacteria conocida como Staphylococcus Aureus (SARM), que es resistente a la meticilina.
En dos palabras, el SARM es una cepa de la bacteria Staphylococcus Aureus que sucesivamente se ha vuelto resistente a varios antibióticos. En primer lugar, a la penicilina y, con posterioridad, a la meticilina. Fue descubierta originalmente en el Reino Unido en 1961 y actualmente está muy propagada.
El SARM provoca una gran variedad de infecciones que invaden la piel y pueden llegar a causar cuadros muy graves e incluso la muerte. En el año 2003 se detectó por primera vez la presencia en el ganado de una forma novedosa del SARM, llamada CC398.
El estudio dirigido y coordinado desde Arizona se centró en la variedad CC398, conocida como SARM porcina o SARM asociada con el ganado porque infecta más a menudo a las personas que están en contacto directo con porcinos u otros animales domésticos de consumo humano.
Las personas afectadas muestran varios tipos de infecciones agudas, propias de la piel y de los tejidos blandos, ataques respiratorios y sepsis. En la actualidad, la cepa 398 puede encontrarse en cerdos, pavos, ganado vacuno y ovino, y se ha detectado en el 47 por ciento de las muestras de carne en EE UU destinadas al consumo humano.
En el estudio se señala que «los resultados indican firmemente que el SARM CC398 se originó en los humanos como una bacteria S. Aureus susceptible a la meticilina», pero una vez que se transfirió a los animales la bacteria evolucionó tornándose resistente a la tetraciclina y la meticilina, probablemente como resultado del uso rutinario de estos antibióticos, típico de la moderna producción de carnes para consumo humano.
En 2001, una investigación de la Unión de Científicos calculó que los productores de ganado en EE UU usaban unos once millones de toneladas anuales de antibióticos para propósitos no terapéuticos, una práctica controvertida que ahora está prohibida en la Unión Europea.
Price, que dirige el Centro de Microbiología Alimentaria y Salud Ambiental en el TGen, indicó que estas conclusiones «ponen en evidencia los riesgos potenciales para la salud pública que derivan del uso de antibióticos en la producción de carnes para consumo humano. Los estafilococos medran en las condiciones de hacinamiento y falta de sanidad» comunes en los recintos donde se mantienen bovinos, ovinos, porcinos y aves en la producción industrial de alimentos «añádale antibióticos a ese ambiente y estará creando un grave problema de salud pública», agregó Price.
El análisis de varios genomas mostró que la variedad SARM CC398 probablemente evolucionó de una cepa que era sensible a los antibióticos y provino de los humanos. Una vez que se comunicó al ganado, la cepa cambió rápidamente, adquirió nuevos genes y se diferenció en muchos tipos diferentes que son resistentes a algunos antibióticos.
«Describir la historia de la evolución del SARM CC398 es como observar el nacimiento de un superbicho», afirmó Price «es a la vez fascinante y desconcertante. El SARM CC398 fue descubierto hace menos de una década y parece propagarse muy rápidamente».
Mauricio Telenti, microbiólogo y médico de enfermedades infecciosas del Hospital Universitario Central de Asturias, indicó ayer a LA NUEVA ESPAÑA que «ese intercambio entre humanos y animales es frecuente. En Europa, con los cerdos. Y en EE UU donde los engordan con antobióticos ocurre con más frecuencia, ahí surgen problemas».
Casi doscientas especies de bacterias son patógenas para el ser humano; es decir, causantes de enfermedades de distinta gravedad y signo. El efecto patógeno varía mucho en función de las especies y depende tanto de la virulencia de la especie en particular como de las condiciones del organismo huésped. Entre las bacterias más dañinas están las causantes del cólera, del tétano, de la gangrena gaseosa, de la lepra, de la peste, de la disentería bacilar, de la tuberculosis, de la sífilis, de la fiebre tifoidea, de la difteria, de la fiebre ondulante o brucelosis, y de muchas formas de neumonía. Hasta el descubrimiento de los virus, las bacterias fueron consideradas los agentes patógenos de todas las enfermedades infecciosas.
Por su parte, la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (AESA) alertó anteayer de la presencia de la bacteria nociva para la salud humana en las exportaciones de porcino en la UE y señaló que España es el país donde aparece con más frecuencia. Como ha indicado la AESA, la SARM puede provocar enfermedades de la piel en humanos, que no siempre requieren tratamiento y no se contagia entre los pacientes de los hospitales; se propaga por contacto con el animal. Los científicos europeos han concluido que es común en las granjas donde se crían cerdos reproductores y han señalado que los países donde más se ha encontrado esa bacteria son España, con una prevalencia del 46 por ciento, y Alemania, 43 por ciento. La prevalencia media en las explotaciones de porcino para reproducción de la UE es del 14 por ciento.
«En EE UU engordan a los cerdos con antibióticos y ahí surgen problemas»
Mauricio Telenti
Microbiólogo