La Tierra gira en torno al sol a 30 kilómetros por segundo atravesando el espacio. Pero todos los años, un poco después del 10 de agosto, el planeta se interna en la enorme nube de polvo, material y esquirlas que el cometa 109P/Swift-Tuttle deja tras de sí en su extraña órbita alrededor del Sol.
Las Perseidas, también llamadas las lágrimas de San Lorenzo, son pequeñas partículas de polvo las cuales, al atravesar la atmósfera a más de 210.000 kilómetro por hora, forman uno de los espectáculos más hermosos del verano en el Hemisferio norte.
Cuentan que era el 10 de agosto del año 258 cuando a San Lorenzo le tocó su martirio. Los romanos, que eran muy imaginativos para estas cosas y encontraban en cada muerte una oportunidad de escarmentar a los cristianos, decidieron quemarlo vivo sobre una parrilla. También cuentan que, en medio de los interminables dolores del martirio, el santo de Huesca reunió fuerzas para decirles a sus verdugos «Assum est, inquit, versa et manduca» («Ya estoy asado, parece; otra vuelta y a comer»).
Quizá por esa proverbial forma de trollear a sus enemigos en los momentos más delicados, Lorenzo siempre fue un santo muy querido y celebrado. No es de extrañar que, cuando los feligreses viejos veían que tras cada 10 de agosto el cielo nocturno se llenaba de estrellas fugaces, se convencieron de que eran lágrimas por la muerte del mártir estuviera hecho, muy hecho o en su punto.
Este año el pico de máxima actividad serán las noches del viernes, sábado y domingo (este fin de semana, vamos). En esta ocasión la Luna menguante emitirá bastante brillo, lo que nos hará que se pierdan los meteoros más tenues. Así que de las 100 estrellas fugaces a la hora que estábamos acostumbrados, con suerte pasaremos a 50.
Así que os animo a todos a que este fin de semana os alejéis un poco de las ciudades y disfrutar del espectáculo Podremos disfrutar de ellas hasta el 24 de agosto, pero habrá muchas menos, aprovechad!