La Alianza para la Tuberculosis (TB Alliance), el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de EEUU y el Grupo de Ensayos Clínicos (ACTG) se han comprometido a hacer lo más deprisa que puedan la fase III del estudio REMox TB, para el que están actualmente reclutando pacientes.
El estudio tratará de confirmar la seguridad y eficacia del tratamiento durante cuatro meses con moxifloxacina -un antibiótico de la familia de las fluoroquinolas- en sustitución de dos fármacos de la terapia estándar (se suelen usar cuatro y los más frecuentes son isonizida, rifampicina , pirazinamida y etambutolen) en aquellos pacientes que han fracasado con el tratamiento actual, que se prolonga durante más de seis meses.
"La moxifloxacina, que ya está aprobada para algunas afecciones respiratorias e infecciones de piel, actúa de forma distinta a la de los fármacos que ahora forman parte de la terapia estándar contra la tuberculosis. Estamos evaluando si esta medicina puede reducir la duración del tratamiento un 33%, como se ha visto en ensayos previos", explican a ELMUNDO.es desde TB Alliance.
Listo en tres años
Si el experimento, que se está desarrollando en cuatro lugares de África, tiene éxito, la moxifloxacina "podría ser aprobado para tratar la tuberculosis en 2014 y se convertiría en el primer fármaco nuevo para esta enfermedad en casi 50 años", añaden desde la organización.
Según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 8,8 millones de personas tuvieron tuberculosis en 2010 y 1,4 millones fallecieron por la enfermedad. Sin embargo, pese a estas elevadas cifras y pese a que es la primera causa de muerte entre los pacientes con VIH, las armas para combatir y detectar al bacilo son muy antiguas.
Los grupos que han alcanzado el acuerdo coinciden en señalar que "existe una necesidad muy urgente de acelerar la investigación clínica para conseguir nuevas terapias contra la tuberculosis. Durante la pasada década se han realizado esfuerzos en este campo, pero aún hay que poner más empeño". "El fin de esta colaboración es ofrecer una terapia más eficaz y más corta para los millones de enfermos de tuberculosis así como para los pacientes coinfectados con el VIH", declara el doctor Mel Spigelman, presidente de TB Alliance.