El uso creciente de pruebas genéticas, basadas en el análisis de ADN, abre las puertas a una medicina personalizada que permite diagnósticos precisos y tratamientos dirigidos. Estos avances prometen revolucionar la forma en que se previenen, diagnostican y tratan las enfermedades, ofreciendo nuevas perspectivas para mejorar la calidad de vida y prolongar la salud. Sin embargo, la integración responsable de estas tecnologías también plantea cuestiones éticas, legales y sociales que requieren una reflexión profunda para garantizar su uso beneficioso y equitativo.