Pocas bacterias son tan resistentes como el Helicobacter pylori. Prácticamente todos los organismos patógenos que invaden nuestro cuerpo encuentran resistencia del sistema inmune. Este no siempre gana -desde luego no en enfermedades con una alta mortalidad-, pero al menos presenta lucha. No es el caso de esta bacteria estomacal, que puede llegar a vivir décadas dentro de nosotros sin que nuestras defensas hagan absolutamente nada al respecto. Que es resistente es algo obvio, dado que vive en uno de los medios más ácidos posibles (bañada en nuestros jugos gástricos, que literalmente descomponen los alimentos). El porqué de la pasividad de nuestras defensas no se sabía... hasta ahora.
Un equipo de investigadores, liderado por el profesor de microbiología de la Universidad de Illinois, Steven R. Blanke, ha descubierto el mecanismo que utiliza esta bacteria para evitar que nuestras defensas actúen en su contra. Según el profesor, esta bacteria está especializada en una táctica defensiva "que consiste en enviar toxinas a la mitocondria (central energética) de la célula huesped". La idea detrás de esto es limitar la capacidad de la célula para gestionar sus recursos, incluidos los defensivos. Este descubrimiento es un gran paso para la investigación científica al respecto de este patógeno, dado que, como expone el propio Steven Blanke, "el estómago humano es el único entorno donde el Helicobacter pylori existe. Estos resultados son un buen ejemplo de cómo los patógenos fijan como blanco el metabolismo del huésped". El doctor Gonzalo Guerra Flecha, especialista del Centro Médico Quirúrgico de Enfermedades digestivas (CMED), en declaraciones a Alimente, hace una valoración de este estudio: "El enlace que nos faltaba está ahi. Es muy interesante. Este trabajo es un primer paso para entender la relación entre el Helicobacter pylori y el cáncer de estómago, que se sabía que existía, pero no cuál era. Entender el papel que juegan estos químicos sobre las mitocondrias y la alteración del ARN es un gran avance".
Y saber esto es importante para muchos más de nosotros de lo que puede parecer a simple vista, porque la prevalencia del Helicobacter pylori es enorme. Según un informe de 2007 elaborado por el doctor F. Sánchez Ceballos y su equipo, "la prevalencia de esta bacteria entre la población sana madrileña se sitúa en el 60,3%". Los datos parecen haber mejorado algo, pero no demasiado. Uno de los últimos datos disponibles es el proporcionado por el doctor Guerra Flecha: "Aproximadamente el 50% de la población es portadora de esta bacteria. En la Comunidad de Madrid la tasa es del 48%, pero en otras zonas, como Orense, alcanza el 72%".
¿Cómo que el 72%? ¿No es eso demasiado? La explicación la encontramos en que esta infección es en muchos casos asintomática, por lo que podemos no ser conscientes de que la sufrimos. Cuando sí se presentan síntomas, los más comunes son la gastritis crónica, la úlcera péptica y la sensación de quemazón en la parte superior del abdomen o la inflamación abdominal. Además, según los expertos del CMED, "esta bacteria es la responsable del 90% de los casos de halitosis". Eso quiere decir que si nos huele mal el aliento a menudo, es muy probable que tengamos una bacteria viviendo en nuestras paredes estomacales y poniendo en riesgo nuestra salud.
A día de hoy, la infección tiene tratamiento. Éste normalmente consiste en la administración de antibióticos por vía oral (claritromicina y amoxicilina o claritromicina y metronidazol) e inhibidores de la bomba de protones. Es curable, pero con la rapidez a la que aumenta la resistencia bacteriana a los antibióticos, buscar nuevas vías para luchar contra los patógenos es bueno, y este descubrimiento es el primer paso hacia la cura definitiva del Helicobacter pylori.
Interesante descubrimiento que abre la puerta a nuevos tratamientos contra esta bacteria y a la larga su erradicación , esta bacteria es responsable de la mayoría de ulceras y también es factor de riesgo para el cáncer de estómago, así que una gran noticia