Para qué se manda a estos bichos al espacio? Pues la idea es investigar la hipótesis de la transpermia, que dice que la vida en la Tierra no se originó aquí, sino que vino del espacio, y llegó a través de microorganismos que viajaron sobre meteoritos desde otros planetas, como Venus o Marte. Ahora la idea es ver si los microbios pueden sobrevivir en el espacio, lo que podría darle validez o no a esta polémica teoría.
Los microbios a bordo del Endeavor son los siguientes:
* Tardígrados u “osos de agua”, pueden resistir temperaturas extremas desde el cero absoluto (−273,15°C) hasta los 150ºC.
* Deinococcus radiodurans, pueden sobrevivir hasta 15.000 Gy de radiación. Una persona promedio se muere con 10 Gy.
* Haloarcula marismortui, que vive en ambientes muy salinos que la mayoría de los seres vivos no aguantan
* Pyrococcus furiosus, crece a temperaturas sobre 100ºC
* Cupriavidus metallidurans, que absorbe metales que normalmente son tóxicos para otros organismos
* Bacillus subtilis, que resiste condiciones extremas, pero que en este caso funcionará como organismo de control ya que ha sido enviado al espacio anteriormente.
El envío de estas bacterias es nada más que un “ensayo general” para la próxima misión de LIFE: enviar microorganismos a Phobos, una de las lunas de Marte, para probar realmente la hipótesis de la transpermia y crear los primeros marcianos. Este envío ocurrirá en noviembre de este año, a bordo de la Fobos-Grunt, una sonda rusa que tiene como misión visitar esa luna y volver con muestras de material para 2014.
Las bacterias, sin embargo, han viajado bastante al espacio en misiones anteriores. El que es realmente nuevo aquí es sepiólido, que será el primer cefalópodo en ir al espacio. El experimento no se trata tanto de ver cómo vive un calamar en gravedad cero, sino que de observar las bacterias que viven en el cuerpo de este animal. Un tipo de bacteria vibrio vive dentro de este sepiólido, y el animal la usa para generar luz, la que es dirigida hacia abajo para borrar la sombra de sus tentáculos.
Considerando que algunas bacterias se han vuelto muy malignas después de viajar al espacio y ser sometidas a radiación cósmica (en 2007, una bacteria de salmonella que volvió del espacio tenía 3 veces más posibilidades de matar a su huésped en comparación a la bacteria normal), la NASA quiere ver qué pasa cuando se trata de microbios que son beneficiosos para otro organismo. ¿Se convertirá en una bacteria maligna, o ayudará más al calamar?
Como sea, el pobre cefalópodo será matado cuando vuelva para poder examinarlo, así que no se trata de un viaje muy feliz por su parte.