Kolia vive en un pueblito a orillas del mar de Barents, al norte de Rusia. Tiene un taller de mecánica al lado de su casa, en donde vive con su joven esposa, Lylia, y su hijo Romka, fruto de una relación anterior. El alcalde del pueblo, Vadim Sergeyich, desea apropiarse del terreno de Kolia, de su casa y su taller para realizar sus proyectos. Primero intenta comprar el terreno, pero Kolia no soporta la idea de perder todo lo que posee; no solamente el terreno, sino la belleza que le rodea desde que nació. (FILMAFFINITY)
'Leviatán', de Andrey Zvyagintsev (2014)
Los temás están ahí: corrupción, abuso de poder, diferencia de clases, desigualdades de sexo, alcoholismo, etc. Zvyagintsev sabe de qué quiere hablar (aunque a veces ni eso), pero no cómo abordarlo. Es un detalle en el que me gusta insistir, el mensaje no es tan importante como la forma de transmitirlo.
Aparte de que las denuncias que ejerce son demasiado obvias, se presentan sin ton ni son. Voy a hablar de esto y de aquello, lo enlazo con este detalle de la trama, si encaja bien y resulta coherente perfecto. Y si no, también. Así pasan los minutos y observas que cuando ha usado un personaje y éste ha cumplido su propósito -remarcado- de crítica social, ya no sabe que hacer con él y simplemente desaparece del guión, sin sentido aparente. Los temas no fluyen con naturalidad, provocando un retrato social poco convincente. Le han faltado más historias cruzadas para convertirse en la Crash rusa (no me extrañaría que ganase el Oscar a mejor película extranjera).
Cosas que sí me han gustado: el rostro contenido de Elena Lyadova, el plano interior de la casa durante su derrumbamiento, la elipsis del encontronazo en la cascada.
Una película que utiliza con acierto la metáfora del Leviatán, monstruo engendrado por la Biblia. En este caso, el Leviatán tiene la forma de la corrupción. Una corrupción que devora todo lo que le place, sin ningún atisbo de esperanza para aquellos que se enfrentan a ella.
El director no nos muestra las escenas más violentas de la historia, pero nos deja imaginarlas, lo cual en ocasiones causa peores sensaciones. La fotografía es de lo mejor, llena de hermosos planos de la inmensidad del mar. El niño, derrotado, sentado ante un esqueleto de ballena.
Me ha gustado bastante y me ha hecho reflexionar. La volveré a ver pronto para analizarla en profundidad.
La recomiendo.