En este desenlace de la saga Millennium la tensión se dispara. Tras el agónico final de La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, puede que Lisbeth Salander haya sobrevivido a ser enterrada viva pero sus problemas están lejos de haber acabado. Está acusada de triple asesinato y fuerzas poderosas intentan silenciarla de una vez por todas. Mientras, Michael Blomkvist escarba en su oscuro pasado y pronto encuentra sus huellas.
El deslenlace de la trama se presenta. Cuenta con el gran referente al estar basado en un buen material novelesco. Y eso se nota. El director sigue la línea marcada por el tercer libro de la saga al pie de la letra. Algo que muchos ven como un defecto, pero que yo opino más bien que es un atributo positivo de la producción.