Había una característica calidez rasposa en su voz inolvidable. Ese tono que durante tanto tiempo, a través de años y años de cine doblado, identificamos con Marlon Brando, Paul Newman y tantos otros grandes de la pantalla. La muerte a causa de un cáncer el pasado 31 de diciembre de Rogelio Hernández (Barcelona, 1930), una leyenda española del doblaje, deja huérfana a la profesión y mudas a multitud de estrellas en nuestra memoria cinematográfica. Para hacerse cargo de quién era Hernández, que dobló más de mil películas, basta con escuchar unos cortes de su voz grave en su ficha de la página de la base de datos del doblaje en España (www.eldoblaje.com) y pasar revista a las numerosísimas voces que encarnó. Brando, claro, prácticamente todo Brando, 19 películas: el coronel Kurtz de Apocalypse now; Paul, el protagonista de El último tango en París; ¡el Kowalski de Un tranvía llamado Deseo!; ¡Emiliano Zapata! -parafraseando al campesino que cierra el filme podríamos decir de Hernández como de Zapata: "¿Acaso se puede silenciar al viento?"-.
Puso voz el actor español a Brando en el papel del amotinado Fletcher Christian de Rebelión a bordo en la versión de 1962 y, paradojas del destino, a su rival, el capitán Bligh (Anthony Hopkins) en 1984.
Otro de sus grandes doblados fue Michael Caine (¡41 películas!, incluidas La huella y Zulú). Un total de 27 veces habló por Paul Newman (El zurdo, Éxodo). Fue también la voz del Max de Dirk Bogarde en El portero de noche; la de Montgomery Clift en Vidas rebeldes; la del Hitler de Anthony Hopkins en El búnker; la del D'Artagnan de Gene Kelly, y las de Jean-Paul Belmondo, Peter Sellers, Omar Shariff, Richard Harris, Cary Grant (La fiera de mi niña), Jack Lemon y James Caan en multitud de ocasiones; Troy Donahue en Una trompeta lejana; Hardy Krüger, John Cassavetes, Tony Curtis... Portentoso. Y versátil: comandante japonés en Tora, tora, tora; vigía del Ajax en La batalla del río de la Plata...
Rogelio Hernández, un hombre elegante y discreto, amaba con locura su profesión. Su carrera artística comenzó en Madrid, donde además de trabajar como actor de doblaje subió ocasionalmente a los escenarios teatrales. En 1981 añadió a su repertorio a Jack Nicholson, empezando por El cartero siempre llama dos veces (hasta 18 filmes, incluido el Joker de Batman). Entre las anécdotas de su carrera, poner voz a Scorpio, el malo de Harry el sucio (al que daba voz Constantino Romero: vaya duelo de dobladores). Tras décadas en las cabinas de doblaje, Hernández, que en 1986 recibió un premio Atril de Oro por su carrera, se había retirado de la profesión en 2008 aquejado de problemas de visión. Su viuda, Rosa Guiñón, y su hija también son profesionales del doblaje.
DEP