Es un caramelito que combina momentos dramáticos y divertidos, y a la pareja protagonista te la crees como persona(je)s reales. Kieran Culkin está fantástico y me ha levantado más de una sonrisa, aunque, a veces, me ha recordado demasiado a su personaje en Succession. Y a Jesse Eisenberg le veo preciso, siempre está donde tiene que estar.
Ver una película cortita y al grano siempre es de agradecer en estos tiempos, y que esté ambientada en Polonia es refrescante con esos paisajes y edificios. Relacionado con el viaje, me ha gustado esa autoconsciencia de ver a los dos americanos en Europa dándose cuenta de que América es, al fin y al cabo, una nación formada por gente de distintos países y culturas.
El finalNo es el final que me habría gustado, pero me parece realista, y de ahí el título de la película. Aunque todos queremos que Benji se cure, su problema no es nada sencillo y va a hacer falta algo más que un viaje espiritual para salir adelante.