Un cineasta viaja a Indonesia para hacer una película sobre los policías, matones y paramilitares que participaron en el genocidio y brutal represión de 1965. Varios de ellos acceden a entrevistarse con él, pero con la condición de que les deje actuar en su película y recrear en la pantalla los crímenes que cometieron en la vida real.
El resultado es un documental surrealista y estremecedor plagado de momentos dignos de la peor paja mental de David Lynch. Prometo efectos especiales cutres, personajes de carne y hueso con la sensibilidad y la empatía en el ojete, un número musical hortera y un final demoledor.