No se si habéis comido suflés alguna vez. Los suflés son uno de esos postres (como la mousse de chocolate) que se preparan en ese recipiente de cerámica, de color blanco normalmente, llamado ramequín. Aunque también se comen salados. Pero vaya a mi es que me tira esto del postre :_)
La receta es bastante sencilla, con tres ingredientes que todos tenemos en casa y un horno nos apañamos perfectamente. Lo que hace falta es paciencia, ya que este postre requiere cariño para que salga esponjoso y visualmente atractivo.
Primero pensé en hacer una tarta grande, pero acabé haciendo mini-pastelitos esponjosos individuales (aunque yo que soy tan goloso ya llevo 3...).
Ingredientes para 12 miniaturas (o una tarta mediana):
- 3 huevos
- 150g de chocolate blanco (de calidad)
- 175g de queso crema tipo Philadelphia
En la imagen os he puesto los moldes que he usado para hacer las porciones individuales y el spray desmoldante que uso. Es mágico. Simplemente hace que NADA se quede pegado a los moldes.
Elaboración:
Primero de todo ponemos agua en una olla y la ponemos al fuego, que vaya calentándose.
Cortamos el chocolate blanco en porciones pequeñas y lo ponemos en un bol (si es de cristal que sea resistente, que lo pondremos al baño maría).
Mientras se calienta el agua podemos poner a precalentar el horno. 175ºC serán suficientes.
Una vez el agua de la olla esté haciendo pequeñas burbujas (antes de romper a hervir) sacamos la olla del fuego. Y, como he dicho antes, ponemos el chocolate blanco al baño maría y removemos para que se derrita completamente.
Separamos las claras de las yemas, y reservamos las claras en la nevera.
Añadimos el queso crema al chocolate blanco para que se funda con él y removemos un rato hasta que quede todo integrado y homogéneo.
Cuando esté listo retiramos la mezcla del agua caliente y dejamos reposar unos minutos. Mientras se enfría la mezcla sacamos las claras de la nevera y las batimos a punto de nieve. Sabremos que está a punto de nieve porque forma picos puntiagudos que no se deshacen (y si sois lo suficientemente valientes le podéis dar la vuelta al bol y si no se caen las claras es que están al punto).
Al chocolate ya le ha dado tiempo de enfriarse, así que es hora de añadirle las yemas de huevo y mezclar hasta que quede una masa homogénea. Si ponemos las yemas mientras está en el agua caliente ¡corremos el riesgo de que se nos cocinen!
Una vez está la masa bien mezclada, añadimos una cucharada de las claras montadas. Mezclamos bien (¡sin miedo!) hasta que se integre bien.
El resto de clara de huevo la ponemos en dos o tres tandas más, pero esta vez haciendo movimientos envolventes y con cuidado. No queremos que se vaya el aire que llevan las claras, o no nos quedará esponjoso una vez lo horneemos.
Una vez la mezcla quede homogénea la repartimos en los moldes (o molde) previamente engrasados con desmoldante. Si no tenéis desmoldante podéis usar aceite y/o papel sulfurizado. Mejor no utilizar harina, ya que la receta no lleva nada de harina.
Lo metemos al horno, calor arriba y abajo a 175ºC (ya lo teníamos precalentado). Para que se cocine mejor yo aprovecho el agua que he usado para derretir el chocolate y la pongo en la bandeja del horno, así la cocción es algo más suave y se reparte mejor el calor.
Pasados 12 minutos (15 si es una tarta única), bajamos la temperatura del horno unos 10-15ºC. Lo dejamos a unos 160ºC durante 12 minutos más. Una vez pasado ese tiempo veremos que han esponjado un poco. Apagamos el horno pero dejamos dentro los suflés para que se acaben de cocinar con el calor residual del horno durante otros 12-15 minutos.
Pasado ese tiempo los podemos sacar y dejar enfriar sobre una rejilla. El bajar la temperatura de cocción hace que queden enteros y no se rompan, aunque también hace que queden menos hinchados (¡menos sufflé!), pero para ser individual lo prefería más tipo tartaleta.
Resultado:
Y ya lo tenemos. Ahora hay que hacer uso de la imaginación. Yo los he espolvoreado con azúcar glas, pero se pueden adornar con sprinkles, cacao, chocolate líquido, caramelo (es parecido al flan de queso)...
Este es para uso y disfrute personal, pero en el caso de haberlo cocinado para una cena en casa, hubiese acompañado cada mini-suflé de una bola de helado de vainilla y lo hubiese regado todo con una salsa de frutos rojos.
Espero que os animéis a hacerlo. Es sencillo y está muy rico. Es muy esponjoso (se puede apreciar en la última foto) y no sabe excesivamente a chocolate ni es demasiado dulce.
¡¡Y con tan sólo tres ingredientes!!
*Añadido al hilo de recetas