Este fin de semana pasado tuve un cumpleaños, así que tenía que pensar en sacar la artillería pesada... pero a la vez tenía que ser algo sencillo y eficaz, ya que tenía que cocinar algo para más de 25 personas. Así que... ¿qué mejor que tartas individuales? Eso tiene un nombre, y es cupcake!
Así que usé una receta de tarta de terciopelo rojo (red velvet cake) pero la distribuí en dos bandejas con capacidad para 12 cápsulas cada una, así que salieron 24 cupcakes la mar de ricos y bonitos.
Ingredientes (para 24 cupcakes):
100ml de aceite de girasol
300g azúcar
300g de harina
250ml de buttermilk (leche cortada con el zumo de medio limón, tenedlo preparado 10-15 mins antes)
2 huevos (L)
3 cucharadas colmadas de cacao en polvo puro (tipo Valor)
levadura química tipo Royal (yo usé algo más de medio sobrecito)
una pizca de sal
Colorante rojo (yo uso uno que ya viene preparado colorante + esencia de red velvet, pero cualquiera sirve; aunque si es en líquido hará falta mucho colorante rojo para que quede el color idóneo)
Elaboración:
1.- Precalentamos el horno a 170ºC (si es un horno pequeño mejor a 160ºC)
2.- Batimos el azúcar con el aceite hasta que quede homogéneo (recomendable batidora de varillas, pero a mano también salen).
3.- Incorporamos un huevo. Batimos hasta que se integre. Añadimos el otro huevo y repetimos.
4.- Añadimos la mitad de la harina + cacao + levadura + la pizca de sal; pasándola por un tamiz (o colador si no tenéis tamiz).
5.- Añadimos la leche con el limón en dos o tres tandas, para que se integre bien.
6.-Añadimos el colorante. Esto va un poco al gusto, pero me gusta echarle suficiente como para que se note el rojo rojo... si no queda rosa/salmón y es un poco feo.
7.- Añadimos el resto de la mezcla de harina, cacao, levadura y sal y seguimos mezclando. Este paso final podéis hacerlo con la lengua pastelera, ya que conviene que la harina no suelte el glúten, (pretendemos que nos queden unos cupcake no muy altos).
8.- Ponemos la mezcla en la nevera unos minutos para que se asiente la masa y sea más fácil repartirla en las cápsulas. Mientras, preparamos la bandeja con un papel/cápsula en cada agujero.
9.- Rellenamos las cápsulas con la masa que teníamos en la nevera siempre sin pasar de los 2/3 del papel, si no cuando suba en el horno se nos saldrá por los lados. Intentad que queden todas más o menos al mismo nivel, así luego serán todas iguales. Para esto yo uso una cuchara de helados, esa que tiene un mecanismo que hace que la bola de helado salga fácilmente. Es la medida ideal (creo que es el tamaño medio...).
10.- Ponemos la bandeja en el horno, más o menos en la mitad, con calor arriba y abajo (que si no se queman!!). Pero bueno cada horno es un mundo, así que id con ojo y al cabo de 15-20 min pinchad a ver si sale mojado el palillo/cuchillo. ¡Si sale limpio es que están listas!
Decoración:
En este caso como tenían que soportar un largo viaje, opté por un buttercream sin queso. Yo usé unos 250g de mantequilla a temperatura ambiente (muy importante que esté como pastosa, ni líquida ni muy fría) de una buena marca. Si tiene mal sabor... mal, porque la buttercream es mantequilla con azúcar.
La batí un poco para añadirle aire y fui añadiendo azúcar glas hasta que tuvo la textura que me gustaba (aprox unos 350g). Para que sea más fácil de trabajar y no se apelmace podéis ir echándole leche (pero no mucha, si no la echaréis a perder).
Para hacerla más blanca usé un colorante de Wilton que refuerza el blanco. Con una boquilla 1M de Wilton y una manga pastelera desechable las decoré con un swirl sencillo, tipo rosquilla/flor.
Las adornamos con sprinkles varios.
Resultado: