Eric Abidal tendrá este mes una de las mayores pruebas de amistad con las que se puede contar. El trasplante de hígado con el que los médicos intentan atajar su cáncerse hará gracias a la donación de un amigo francés, un viejo conocido de la infancia que le ha brindado parte de su hígado para salvarle la vida. La donación de vivo permitirá a los médicos del Hospital Clínic de Barcelona operarle cuanto antes, probablemente a fin de mes, sin esperar la llegada de un órgano compatible de un fallecido.
Ese es el secreto de esta intervención tan rápida. No se trata de ningún trato de favor, como se ha insinuado en las redes sociales. La lista de espera que regula la Organización Nacional de Trasplantesno entiende de excepciones ni de personajes famosos. Cuando se espera el órgano de una persona fallecida solo la gravedad del paciente establece los tiempos. La espera se elude cuando se cuenta con el órgano de un familiar o de alguna persona cercana, como ha ocurrido con Abidal.
De todos los órganos vitales que hoy se trasplantan solo dos se pueden hacer entre donantes vivos: el trasplante renal y el de hígado. El primero es posible porque se puede vivir con un solo riñón y el segundo porque el hígado tiene una gran capacidad de regeneración. Es como un rabo de lagartija, que se corta y vuelve a crecer. Si se secciona parte de su masa, recupera su tamaño a los seis meses. Basta una porción para conseguir un hígado de tamaño y morfología prácticamente normal. Y esa peculiar propiedad es la que permitirá a Abidal tener un nuevo hígado, sin soportar la angustia de la lista de espera.
En el caso del jugador no bastará una pequeña porción. Abidal, con su casi 1,90 metros de estatura y sus 75 kilos de peso, necesitará una masa de hígado importante. Cuando este tipo de trasplante se hace a un niño se le injerta el lóbulo izquierdo, la parte más pequeña del órgano. En el caso de un adulto se trasplanta siempre el derecho, el de mayor masa. La proporción a cortar e injertar se decide con un cálculo matemático para reducir al máximo los riesgos de los dos pacientes. El pedazo de su amigo sustituirá al hígado enfermo de Abidal. Aunque todo vaya bien y pueda hacer una vida normal, es dudoso que el futbolista pueda volver al terreno de juego como jugador profesional.
Obligado paso por el juez
Su amigo donante no solo debe tener una salud de hierro para soportar una cirugía que no está libre de riesgos. Probablemente también tenga una complexión similar al futbolista y un grupo sanguíneo compatible con el defensa azulgrana. Y habrá superado todos los exámenes médicos y los legales.
La donación en España es un acto altruista y la legislación exige pasar ante un juez que verifique que no hay una motivación económica ni ninguna presión. Este paso es obligado y se exige incluso entre padres e hijos.
Da gusto tener amigos así. Lamentablemente dudo que vuelva a jugar al futbol, al menos profesionalmente.