Quizás la afirmación suene tajante. Pero es así. El brasileño Anderson “La Araña” Silva fue, desde su inicio en UFC, el mejor peleador del mundo. No sólo se aprecia en estadísticas sino también se puede ver con la solvencia que llega a cada uno de sus combates.
Esta máquina de ganar posee el record de mayor cantidad de triunfos consecutivos en el octágono con 10 victorias. Superando a Royce Gracie y Jon Fitch que llegaron a 8 seguidas. Anderson se hizo con el cinturón de los medios en su segunda pelea y no lo ha soltado desde ese 14 de octubre de 2006.
Su debut en el octágono fue en el Fight Night 5 el cual encabezaba junto a Chris Leben. Con Rich Franklin, el campeón vigente, lesionado Leben veía retrasada su posibilidad de pelear por el título. Tuvo la oportunidad de hacer un combate más y la aprovechó. Grave error.
Silva hizo gala de un contraataque sencillamente espectacular y, a fuerza de golpes y rodillazos, desplomó a Leben cuando sólo iban 49 segundos. La gente estaba asombrada. Se mantenía al borde de sus asientos, pero no sabía cómo reaccionar ante tamaña definición de un peleador, hasta ese momento, desconocido.
La oportunidad más grande del brasileño llegó cuatro meses después y la aprovechó con creces: Era el contendiente número 1 al cinturón de los pesos medios. Franklin salió a defender lo que era suyo y se encontró con una clínica de Muay Thai frente a él. Manos en la nuca del rival y rodillas contra la cara fue la estrategia de Silva. Con llamativa facilidad se transformaba en campeón y el mundo comenzaba a reconocerlo como lo que es hoy: el mejor.
Ya siendo una de las figuras de más nombre en la empresa de Dana White, Silva iba a defender su cinturón frente al ganador de la cuarta temporada de The Ultimate Fighter, Travis Lutter. Era un desafío diferente, ya que el grappling del retador era un nivel al que Anderson jamás había enfrentado.
Si bien la pelea no fue por el cinturón porque Lutter falló a la hora de dar el peso, como buen guerrero que es, Anderson decidió tomar el combate con la misma seriedad. Todos creían que era una máquina de golpear pero que flaquearía en el piso y otra vez le demostró al mundo que estaba equivocado. Con un soberbio triángulo durmió a su rival y dejó en claro que para vencerlo había que hacer mucho (tanto que aún nadie lo ha conseguido).
Otro estilo de combate se le presentaba un tiempo después. El wrestling y la potencia física de Nate Marquardt parecían capaces de terminar con el reinado del campeón. Nada de eso. Esta vez su forma de victoria fue una mezcla entre defensa de derribos, buenos golpes y contundencia.
Las pruebas iban pasando y las calificaciones iban siendo cada vez mayores. El legado de Anderson Silva comenzaba a cementarse y el mundo de las artes marciales mixtas se topaba con una realidad: El mejor peleador libra por libra y el campeón más dominante de los últimos años.
Un año después de perder el cinturón, Rich Franklin intentaría recuperarlo. Pero sólo intentaría ya que Silva, como acostumbra, estaba inspirado. Una letal combinación de movimientos de cintura y golpes veloces dejaba desorientado a un retador que, otra vez, sucumbía ante el Muay Thai de su rival.
Luego de 5 triunfos consecutivos, Silva seguía siendo considerado el mejor libra por libra, pero había otro campeón que quería ocupar su lugar: Dan Henderson, el poseedor del título de Pride.
A priori, la pelea más difícil por el estilo planteado por Henderson. Pero tras poder escapar a un complicado primer round, otra vez el timming de Anderson Silva demostró ser el más preciso. Rodillazo que puso a la defensiva a su rival, un trabajo en el piso estupendo y, finalmente, el estrangulamiento trasero que le daría la victoria y su tercera defensa consecutiva del cetro de los medianos.
Al demostrar semejante dominio, el brasileño decidió saltar a una categoría mayor y probar suerte en los semipesados (vale destacar que los movimientos fueron momentáneos y seguía con el cinturón de los medios en su poder).
El 19 de julio del 2008 hizo su presentación con 20 libras más de lo acostumbrado. Su oponente era James Irvin, un potente striker que siempre suele complicar a sus rivales… no a Silva.
61 segundos le fueron necesarios al brasileño para demostrar que en esa nueva división a la que estaba ingresando no le quitaba velocidad sino que, en realidad, le estaba sumando mucha fuerza a sus golpes.
Otra vez en los medios tuvo que enfrentarse a Patrick Cote y su mandíbula de acero. No lo pudo noquear, pero sí demostró que toda gran defensa es un gran ataque. El canadiense iba al frente y Silva con movimientos muy estéticos que rozaban la perfección lo dejaba en ridículo. A comienzos del tercer round Cote se dobló la rodilla y se tuvo que retirar de la contienda.
El UFC 97 veía al campeón exponer su cinturón frente al mejor competidor de BJJ con el que había entrado al octágono, Thales Leites. Con una solvencia estupenda, redujo todas las posibilidades de ataque de su compatriota a ninguna y lo controló por 5 rounds. Siendo ésta la única ocasión que llegó a la decisión del jurado.
Muchas voces se alzaron en su contra por no haber terminado a Leites. Pero las enmudeció con la mejor actuación de su carrera y una de las mejores de una persona dentro del octágono.
El UFC 101 lo ponía frente al ex campeón semipesado y uno de los peleadores más respetados de la división: Forrest Griffin. Timming, manejo de distancias, poder de nocaut y contraataques de otro nivel, le dieron a Silva el bien merecido título de: “Mejor peleador libra por libra”. Si a alguien le quedaba una duda, esa noche las terminó de cerrar y le propinó a Griffin una verdadera humillación.
Este sábado regresará a los medianos para exponer su cinturón frente a Demian Maia. Considerado por toda la prensa especializada y por todos los fanáticos como el mejor libra por libra de los últimos años, Anderson Silva supo construir un imperio desde su llegada a UFC. Un imperio que parece imposible derribarse.
Este brasileño cautivó a todos con su estilo poco ortodoxo pero muy completo y efectivo. Ha mostrado de los mejores nocauts de UFC, ha hecho grandes sumisiones, ha sabido pelear de manera excelente frente a strikers, grapplers y wrestlers adecuando su estrategia a cualquier tipo de rival.
“La Araña” atrapó a todos en su tela, y no sólo a los peleadores también a todos aquellos que lo ven como el mejor peleador libra por libra. El tiempo y los años le darán el lugar en la historia que se merece. Pero hay que aprovechar que aún sigue estando en el octágono y que pelea en vivo y en directo para todos.
Quizás dentro de varios años, la gente se pregunte quién fue Anderson Silva. La respuesta será sencilla y rápida: Fue el mejor peleador libra por libra y uno de los mejores de todos los tiempos. ¡Gracias Anderson!, es un placer poder verte pelear.