Dublin Stars - Atlético Palencia [Mediapunta]

g0tO

Buenas!! pues sabeis la revista esta que reparten en los aledaños de los estadios de primera división que se llama "Mediapunta" ?¿ pues el tema sq ayer, la piyé(como cada domingo) en Balaídos, y la stuve leyendo... total que había una historia muy bonita de un seguidor Irlandes del Dublin Stars que se las ingeniaba para conseguir una entrada para el partido de vuelta de su equipo contra el Atlético Palencia en una Competición Europea.... era realmente preciosa la historia y casi me llegó a emocionar... la forma q staba contada y tal...

la pregunta es, si sabeis como puedo conseguirla?si alguien la ha leído tmb?

Un Saludoo!

PD: La revista se quedó en Balaídos... : (

#2 nosé, no se si quiera si era real la historia, realmente lo parecía, stuve buscando en google y no aparece nada, y en la página web d la revista tmpoco, y no me acuerdo del apartado dla revista xDDD
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Edito: YA LO ENCONTRE!!!!!!! : ) :) :) :) :) :)

Nunca pensó que llegaría carta alguna. Esa tarde prendió todas las velas, como de costumbre, y se arrodilló frente a su santuario. Hizo su ritual de lealtad absoluta señalándose el corazón y luego besó la bandera de su club. Se tomó de un sorbo la cerveza casera recién hecha y se sentó a esperar mientras afuera anochecía ya.

Corría el año 1935, el barbudo Spencers cuidaba meticuloso su granjita, era viudo y lo único que incentivaba sus días era ver los sábados a su equipo del alma, el Dublín Stars. Jugara donde jugara, el barba se las arreglaba como podía e iba. Así se conocía cada rincón de su país. Sabía el acento en la pronunciación de cada región y dónde escondían las ciudades sus mejores bares para emborracharse hasta no aguantar.

Pero esta vez, justo para esta vez, no llegaba con el dinero. La malta estaba demasiado barata y a Spencers no le daban las cuentas para la ocasión más especial de su vida: ¡el debut europeo del Dublín!

La cita sería en España, por esa época no existía la preciosa Champions, y se enfrentarían en eliminatoria de ida y vuelta contra un equipo temido en el continente: el Atlético Palencia. Spencers no tuvo clientes ese mes tampoco, ni aceptación en el banco cuando quiso empeñar sus viejas pertenencias para pagarse el pasaje y la estadía en ese país desconocido. Ni siquiera lo miraron cuando les rogó que le hipotecaran parte de la casa. Se deprimió, se imaginó fuera de ese estadio con gritos en español, apartado de un viaje apasionante a tierras cálidas por caminos verdes, relegado a escuchar el destino de su equipo en el enorme aparato de radio del bar de Tim.

Entonces tuvo una idea, una iluminación entre tanto desespero. Sacó del antiguo escritorio una pluma y papel de carta y dejó que la tinta negra se calentara sobre el mechero. Suspiró. Y antes de la primera letra deseó con toda su fuerza que en esa provincia de ese país tan distante hubiera un joven, un viejo, o quizá una pareja que viviera la misma situación, límite y dramática como la suya. Cuidó hasta el mínimo detalle utilizando el diccionario inglés–español que tenía en la destartalada biblioteca y, de esta forma, escribió la primera carta hacia un desconocido en su historia. Le dio tres besos como a la bandera y guardó el papel esperanza en el sobre. Le puso el sello con sus iniciales y se dirigió al correo donde le darían la dirección exacta del destinatario: el mejor diario español. Una vez allí, pagó una tasa salada por tratarse de una urgencia y se despidió del responsable de los correos con un afecto efusivo y después que éste le prometiera y le jurara que su carta llegaría a destino.

Pasaron tres días hasta que el sobre del irlandés llegó al periódico. Dentro había un dinero en efectivo especificando que se trataba del pago de un aviso. Cuando el director de publicidad y rubros de empleo observó lo minucioso de la letra y la locura del pedido, se rió. Le pareció peligroso y alocado. Y fue por eso que no pidió permiso para publicarlo.

El aviso de Spencers decía así, luego de retocar su español:

Amigo Español, soy fanático del Dublín Star. No tengo dinero para alojarme en su querido país. Ofrezco intercambio de hospedaje sólo por noche del partido de ida y vuelta con Atlético Palencia. Tendrá o tendrán (en caso de pareja) cama, comida y muy buena cerveza que fabrico yo. Espero respuesta urgente.

Atentamente,
Spencers.

De esta manera, El Diurno se convertía en el primer diario mundial en alentar el intercambio de hogares y el conocimiento directo de personas mediante un medio de comunicación. Aunque al jefe de sección lo echaron a patadas por rebelde e incumplimiento de las normas.
Pasaron los días, el sábado el Dublín fue local y el viejo Spencers los vio ganar con un gol de chilena extraordinario. En las tribunas ya se sentía el clima copero. No se hablaba de otra cosa que no fuera del Atlético o de dónde harían escala en el viaje o qué prenda amuleto se llevarían. El barbudo estaba por explotar de ansiedad y de nerviosismo. Aguantó. Hizo silencio y se volvió a casa con el sabor dulce de la victoria merecida.

Esa semana la malta repuntó en el mercado. El viejo contaba monedas pero sólo le alcanzaba para el viaje ya que en la calle no podría dormir. Era demasiado orgulloso para pedir limosna o colchón a algún compatriota que lo miraría como a un anciano borracho. Así que no le quedaba otra que esperar. Fue convencido y creyente todas las tardes a su santuario y realizó el ritual, pidiéndole incluso a su finada mujer que le ayudara desde el Cielo.

Se durmió con el diccionario en la mano y casi se chocó con la silla hamaca cuando a las siete de la mañana oyó la bocina aguda de una bicicleta. Pensó en el afilador de cuchillos y salió en bata dispuesto a insultarlo. Pero cuando abrió la puerta se encontró con un hombre vestido de amarillo con una gran bolsa de soga. Cartero, señor -le dijo-, tiene correspondencia de España.

Spencers levantó las cejas y le sonrió con una boca llena de agujeros, tomó el sobre y abrazó y besó al cartero que salió disparando a los gritos de ¡viejo loco de mierda!
El barbudo entró más rápido que nunca, fue hasta el escritorio y abrió de costado y delicadamente el sobre con la navaja.

Minutos más tarde, incrédulo aún, comenzó a hacer la valija cantando el himno de los Dublín, fue hasta el santuario y dobló en cuatro la bandera antes de guardarla. Faltaba una semana para el gran partido sin antecedentes en la ciudad. El viejo volvía a ser feliz.

A lo largo de esa quincena, su buzón recibió más de veinte cartas de distintas personas. Algo nuevo se estaba gestando.

RaYMaN

Que competicion es? xD

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