Aquí, tratando temas de rabiosa actualidad un día más.
El novio de Lena Gercke y Lena Gercke
Entre el madridismo se ha abierto una nueva brecha, y para quien no sepa de qué se trata esto os lo resumo. Resulta que tanto Khedira como Di María se quieren ir de aquí, del Madrid, del mejor club del siglo XXI, del imperio, de [inserte aquí el delirio de grandeza que le apetezca] y, como parece obvio, entre cierto sector de la afición esto es poco menos que un insulto. "¿Cómo va a querer alguien irse de aquí, del mejor equipo de la galaxia?", gritan, enfundados en sus chandals.
A mi se me ocurren algunos motivos. Que no les gusta el clima, que no les gusta el ambiente del equipo, que el blanco no les sienta bien o, que puede ocurrir, que quieran ver aumentado su sueldo. ¿Cómo? ¿Ganar más? Menudo disparate, ¿verdad? Lo que más o menos buscamos todos en nuestro trabajo, el promocionar y ganar más dinero, se lo queremos negar a este par de jugadores.
Pero salvando esto, porque la afición puede decir misa, vamos al punto clave de esto. Que no es nuevo, un caso parecido que me viene a la memoria es el de Llorente en el Athletic hace un par de años; no lo googleéis, el Athletic es el equipo ese de Bilbao, los de blanco y rojo, si no os suena creedme, que existe, ya os tocará jugar contra ellos en liga y diréis “ah, esos”. Bueno, al tema, que el tal Llorente se negó a renovar para finalizar contrato e irse gratis al año siguiente a un club que le iba a pagar más, como ha hecho en este caso Khedira, y el club le desterró y, creo, no le dejó jugar ni un partido en todo el año. Como presumiblemente pretende hacer el club castizo y generoso de la capital, o sea, el Madrid, si atendemos a lo que dice la prensa. Una suerte de mobbing, utilizando de paso a los medios de comunicación para hacer ver que el culpable es el acosado, y no el acosador.
Un jugador, el tal Khedira, que desde que llegó ha trabajado, no ha torcido el morro y nunca ha dicho una palabra más alta que la otra. Dime tú que es el típico cantamañanas, como Di María, pero este no es el caso. Tratado como si fuera un perro. O pasas por caja o a la grada, y si te he visto no me acuerdo. Algunos aún se sorprenden de que haya jugadores, como el topo, que le echen pulsos al club o que se busquen las habichuelas por su lado aún a expensas de perjudicar al club por el camino, pero, visto lo visto, o comes o te comen, y en este caso al bueno de Sami le va a costar caro el ser un mero profesional que se ha dedicado a jugar.
Puedo estar equivocado, la probabilidad es baja pero asumo que a veces ocurre, así que debatid sobre el tema, si queréis, y reflejad vuestro punto de vista. ¿Se puede condenar a un trabajador por buscar una mejor situación laboral? Sí, no, a veces, no sé, hablad.