El pasado miércoles Joaquín Caparrós mandó a los empleados de San Mamés estrechar el terreno de juego para favorecer a su equipo en el encuentro de Copa del Rey entre el Athletic y el Espanyol. Lo que Caparrós trataba con ello era dificultar el juego de su rival, un equipo que esta temporada está sorprendiendo, entre otras cosas, porque sabe tocar muy bien el balón. Este tipo de artimaña no es la primera vez que ocurre ni será la última. Ni tampoco es la única triquiñuela que a veces escogen los equipos para intentar partir con ventaja en un partido. He aquí algunas de las más corrientes:
La más habitual es la de presionar, los días antes del partido, al árbitro de turno. Ruedas de prensa en las que se habla de lo perjudicado que ha sido el equipo, de que esperan que el colegiado no se deje intimidar por la afición, que el rival suele salir favorecido normalmente en todos sus partidos... Incluso hay ocasiones en que algún miembro del club baja a los vestuarios en el descanso para increpar al trencilla de turno y que salga condicionado en la segunda mitad.
Otro clásico es el de la pérdida de tiempo por parte de los recogepelotas. La función de éstos es devolver el balón lo antes posible al equipo al que le corresponda el saque de fuera. Bien porque han recibido órdenes, bien por amor a sus colores, en muchas ocasiones los recogepelotas entregan tarde el esférico o lo hacen mal para que el tiempo pase en contra de los intereses del equipo visitante. Los más extremistas han llegado a situarse detrás de un guardameta y 'darle' la tarde.
Regar justo antes del comienzo del partido es otra que se ha visto a menudo. Si el rival que visita tu campo es de mucho toque y tú eres un equipo con un juego más directo o incluso peleón, riegas el campo justo antes y consigues que el balón corra mucho más, por lo que las imprecisiones son más constantes. También se ha dado el caso de regar sólo una mitad del campo, en función del beneficio que quiera sacar el conjunto local.
Dejar crecer la hierba más de lo normal también es habitual cuando el que visita tu campo es un equipo que mueve el balón con mucha rapidez o tiene jugadores que desequilibran mucho con el balón en los pies. De esta forma consigues que el balón se frene y por ende, que vaya más lento, dificultando el juego de tu rival.
En algunos casos, los equipos utilizan la táctica de la desesperación, ésa que consiste en quedarse en el vestuario durante el descanso más tiempo del permitido, con el rival esperando en el terreno de juego, enfriándose y perdiendo la paciencia.
Una más desconocida pero que a veces se utiliza es la de evitar que el rival coja el tacto al balón desde el principio. Para ello a los titulares les dan en el calentamiento balones excesivamente hinchados o a la inversa, es decir, algo faltos de presión. De esta manera se busca conseguir que el visitante arranque el partido algo desorientado y que los pases y los disparos no sean efectivos.
Pues no sé si lo habréis leido, pero lo he visto y me ha parecido curioso xD
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