Arteche fue uno de los jugadores más carismáticos y queridos de la historia del Atlético de Madrid. Los aficionados del Calderón le adoraban e incluso le llegaron a llamar "Artechebeckenbauer" en comparación con el genial líbero alemán Franz Beckenbauer. Desde 1978 hasta 1988, Arteche dejo su sello en la ribera del Manzanares.
Juan Carlos Arteche Gómez nació el 11 de abril de 1957 en Maliaño (Santander). Antes de fichar por los rojiblancos, Arteche militó en el Colegio La Salle de Santander, Rayo Cantabria, Gimnástica de Torrelavega y Racing de Santander. En el verano de 1978, el defensa central firmó por el At.Madrid donde permaneció hasta el inicio de la temporada 1988/1989. Arteche estuvo once campañas en el club madrileño donde jugó 421 partidos oficiales (sexto en la historia colchonera) logrando 28 goles: 308 de Liga (cuarto en la historia colchonera) y 18 tantos, 63 de Copa y 2 dianas, 20 en competiciones europeas y 1 gol, y 30 entre Copa de La Liga y Supercopa de España y 7 tantos.
Asimismo, Arteche vistió en cuatro ocasiones la camiseta de la selección española. Arteche debutó con la selección española el 12 de noviembre de 1986 en el partido clasificatorio para la Eurocopa'88 España 1 Rumania 0; además, Arteche disputó tres encuentros más logrando un gol en Albania.
El cántabro atesoraba este palmarés como jugador atlético: 1 Copa del Rey (1985), 1 Supercopa de España (1985), 1 subcampeonato de Liga (1984/1985), 1 subcampeonato de la Recopa de Europa (1986), 1 subcampeonato de la Copa del Rey (1987) y dos finales de la Copa de la Liga (1984 y 1985).
En sus inicios en el Atleti, Arteche aprendió mucho de Luiz Pereira con quien jugó en el centro de la zaga; luego formó una notable pareja de centrales con Miguel Angel Ruiz (también jugó con otros centrales como Balbino y Sergio). El defensa santanderino se caracterizó por su seguridad, inteligencia, fuerza, entrega y amor por los colores rojiblancos. En definitiva, un defensa de categoría, un zaguero central auténtico que cuando había que detener al contrario pues le paraba con falta, con buen remate de cabeza, un aceptable toque de balón, una adecuada salida del esférico desde la zaga, una excelente colocación y, por último, era duro y sobrio al mismo tiempo que constante y regular en su rendimiento. Es decir, un central con mayúsculas. Tras su retirada, Arteche se convirtió en el representante de la marca deportiva americana Spalding en España, agente comercial de un par de marcas de calzado y además colaboró como comentarista de fútbol en Onda Cero Radio.
Arteche fue uno de los primeros en sufrir el huracán Jesús Gil y Gil. En junio de 1988, el Club anunció la suspensión de empleo y sueldo de cuatro jugadores de la plantilla: Landáburu, Arteche, Quique Ramos y Quique Setién. Se les indicó que no acudiesen a la presentación del equipo en la siguiente campaña.
El 1 de agosto, Juan Carlos Arteche, uno de los jugadores suspendidos de empleo y sueldo, volvió a la disciplina del club. Gil y Arteche se dieron un abrazo y el jugador comenzó su pretemporada particular para coger el mismo ritmo físico que sus compañeros los cuales llevaban quince días de intensos entrenamientos.
El 8 de octubre, víspera del Málaga-At.Madrid, Arteche conversó con el periodista Gaspar Rosety en el programa "Supergarcía" en Antena-3 Radio. En aquellos instantes, Jesús Gil, presidente colchonero, y José María García, director de deportes de Antena-3, mantenían un duro enfrentamiento. Sin embargo, Arteche concedió una entrevista a la emisora enemiga del máximo dirigente de su club. Cuando a Gil le dijeron que Arteche había hablado sobre él en Antena-3 se sintió herido y traicionado.
Al día siguiente, Jesús Gil se enfrentó a Arteche en el césped del Estadio de La Rosaleda. El presidente mando a tomar por culo a Arteche, no le dio la mano, le llamo indigno y le comunico que no volvería a jugar con el Atlético.
En la noche del lunes 10 de octubre a las 23,11 horas un empleado de la entidad llevó a Arteche una carta oficial a su domicilio; el jugador firmó el recibido y leyó el documento en el que se le comunicaba su suspensión de empleo y sueldo a la vez que se le prohibía el acceso a las instalaciones del Estadio Vicente Calderón. Al día siguiente, Arteche acudió, acompañado de su esposa y dos amigos, al Estadio con el fin de entrenar con el primer equipo, pero no pudo entrar al campo por orden de la directiva ni incluso a presenciar el entrenamiento como un socio más. Sus compañeros tragaron y no le defendieron al igual que en los casos de Landáburu, Setién y Quique Ramos.
En definitiva, el club había despedido de forma lamentable a uno de los jugadores más carismáticos de la historia del Atlético de Madrid. Arteche ganó todos los juicios, pero ya no volvió a jugar más al fútbol. Los seguidores rojiblancos no debemos olvidar como trataron a Arteche en su salida.
Por último, el bravo defensa cántabro repasó su vida deportiva:
"Salí con la conciencia muy tranquila de haberlo dado todo por el Atlético. Defendí sus intereses hasta el último momento. Que apareciera un personajillo de la categoría humana de Gil y me limpiase del club, no me supone nada. El Atlético está por encima de las personas y en el fútbol si ganas ya puedes ser el más golfo que no pasará nada, pero si pierdes, empieza el rumor de que en el vestuario hay un cáncer y cosas así. Mi mejor recuerdo es la final de Copa que ganamos al Athletic de Bilbao y mi peor la final copera que perdimos frente a la Real Sociedad. Además, mi mejor jugada fue en el año 83 en un Atlético-Betis; perdíamos 2-3 a falta de cinco minutos y marqué dos goles, aunque salí del campo en camilla con el menisco roto" ( Vicente Calderón le impuso la medalla de oro y brillantes del Club At.Madrid en el hospital donde se recuperaba de su lesión).