Eurocopa de 1976. Tanda de penaltys. Lanzamiento decisivo después de que el teutón Uli Hoeness fallase el suyo. Antonin Panenka se situaba delante del balón, frente al portero Sepp Maier, El Gato alemán, uno de los mejores porteros de la historia de su país. Pocos de los presentes se imaginaban que estaban viviendo un momento histórico para el fútbol. Una manera revolucionaria y sutil de lanzar un penalty.
Y no fue en un partido cualquiera. Panenka puso en juego la ilusión de todo un país al realizar aquella acción. Se jugó aquél penalty de una manera que nadie esperaba, tampoco Maier, que fue batido por un disparo sutil por el centro de la portería, justo cuando él ya había decidido lanzarse hacia el flanco izquierdo del arco. Sólo pudo ver como el balón se posaba suavemente en las mallas. Toda la gloria era para un Panenka que clasificaba con aquél gol a su equipo.
En ese momento, el bigotudo Antonin Panenka se convirtió en un innovador. En sus declaraciones, dijo haber inventado aquel lanzamiento después de estar cansado de que Zdenek Hruska, compañero de equipo, le adivinara siempre las intenciones en sus lanzamientos desde los 11 metros. Ambos se jugaban tras los entrenamientos cervezas y chocolates. Dice que una noche, dándole vueltas y pensando la manera de poder batir a su compañero, se le ocurrió realizar un tiro centrado y flojo con el fin de engañar a Hruska. Desde entonces son muchos los que con mayor o menor fortuna, han tratado de seguir sus pasos.