La Premier League se pone seria con los patrocinios ad hoc de los multiomillonarios dueños extranjeros de sus clubes. Después de la llegada de un fondo de Arabia Saudí a la propiedad del Newcastle United, la liga inglesa quiere ahora dar su visto bueno a todos los acuerdos comerciales que se firmen en la competición y en la que participen “partes relacionadas”, según avanza The Times.
Cuando hace un mes el fondo de inversión pública saudí (PIF, por sus siglas en inglés) se hizo con el control de las urracas, el ecosistema del fútbol mundial se puso en alerta. La primera medida adoptada fue congelar un mes los contratos comerciales con empresas vinculadas a sus dueños a la espera de una nueva regulación general para todas las entidades.
Ahora, esa nueva norma parece estar cerca de aprobarse. Cabe destacar que 14 de los 20 clubes de la Premier 2020-2021 pertenecen a inversores extranjeros, un 70% del total. Principalmente, estadounidenses, pero también chinos, árabes, italianos y el Chelsea FC del empresario ruso Roman Abramovich.
Más allá de la influencia de empresas de los países del golfo Pérsico en el Manchester City (Abu Dhabi) y el Newcastle (Arabia Saudí), la Premier también vigilará otros como el del Everton con USM Holdings, que tendrá los naming rights del nuevo estadio del club azul de Liverpool. Se da la circunstancia de que su propietario, Alisher Usmanov, es socio de Farhad Moshiri, máximo accionista de los toffees.
Las nuevas normas abarcarían todos los patrocinios, incluidos los acuerdos sobre camisetas y los derechos de denominación de los estadios.
La Premier, dirigida por Richard Masters, está preparando un nuevo sistema para los acuerdos de patrocinio que garantice que tienen un valor de mercado justo y no están inflados debido a los vínculos entre el club y el patrocinador. En ese órgano de dirección está Amanda Staveley, nueva directora general y accionista minoritaria del Newcastle.
Siguiendo la estela de LaLiga, que ya puso coto al jeque de la UD Almería
En España, LaLiga ya realizó cambios en el control económico de la competición para evitar casos de competencia. Relacionado con el nuevo dueño del Newcastle, la medida se adoptó al mismo tiempo que aterrizaba Turki Al Sheikh en la UD Almería.
La cláusula añadida por el regulador del fútbol español dice que el precio de los patrocinios en los clubes no sólo ha de ser acorde a un valor de mercado, sino que respondan a “una necesidad económica real”.
Desde la pasada temporada, “las operaciones, transacciones y negocios jurídicos deben responder a una necesidad económica real y, por tanto, tener un sentido económico, y especialmente en los acuerdos comerciales, de publicidad, de patrocinio, o de objeto análogo”. Dicho de otro modo: no vale la llegada masiva de marcas procedentes del país de un nuevo accionista y que, de repente, ven interés en un equipo de fútbol como plataforma comercial.
En Almería, la propiedad saudí llegó con un patrocinador de siete millones de euros que la patronal tumbó porque no hay un activo en LaLiga SmartBank que pueda tener ese valor real en el mercado; de hecho, ningún equipo de la categoría que logre generar ese importe con todo su negocio comercial, una muestra de la irrealidad de lo que se proponía.
¿Su alternativa? Pocos meses después, llegaron a la entidad almeriense una decena de patrocinadores, todos de Arabia Saudí, que consideraron que el club podía ser una herramienta útil de promoción. En tan sólo un año, multiplicó por diez sus ingresos comerciales, hasta 10,7 millones de euros, tal y como avanzó 2Playbook.