DAVID, ¿Y SI TÚ ERAS EL FUERTE?
Existe un relato bíblico, en el cual David y Goliat tuvieron un épico enfrentamiento con un final totalmente inesperado. Aquí, David, un humano pequeño y débil que no llegaba al 1,6m de altura, hace frente al gigante Goliat, un experimentado guerrero de más de 3 metros con una armadura de unos 150 kilos. Un enfrentamiento a priori desigual, por la gran diferencia de altura, fuerza física y capacidad intimidatoria. Sin embargo, esta épica batalla se decide con la victoria del menudo humano y la muerte del gran gigante. ¿Cómo fue posible? ¿Cómo un simple humano fue capaz de vencer?
Preguntas que sirvieron para generar respuestas en favor de montones de mensajes motivadores como “nunca sabrás qué pasará si no lo intentas”, “el débil también tiene la opción de ganar”, “nunca dejes de creer”, y un largo etc. Pero ¿y si el débil era Goliat?
El nuevo David
Ricard Puig Martín, Riqui, es jugador del filial blaugrana nacido el 13 de Agosto de 1999. La carrera de Riqui en la cantera se iniciaría hace 6 veranos, donde provino del Infantil A del Jàbac i Terrassa donde era capitán, y de donde vinieron jugadores un tanto conocidos para la parroquia culé, como son un tal Xavi Hernández y Busquets. Su posición en sus inicios fue la del famoso “falso 9”. Aunque a día de hoy parezca totalmente increíble, Riqui no era titularísimo en la cantera, es más, fue su segundo año en el Juvenil B cuando todo cambió. Fue Quique Álvarez quien empezó a darle los mandos del centro del campo colocándole de interior, lugar y rol que haría que hoy día estemos hablando de él con una tremenda ilusión.
Como hemos comentado, su “débil” físico le hizo no ser apuesta por en el medio, pero claro, ¿qué era el físico para su talento? Una vez Riqui comienza a desenvolverse en esta posición, la historia desemboca hasta los días actuales.
Creo que incidir en los aspectos futbolísticos que hacen de Riqui un potencial titular para el FC Barcelona es algo que todos hemos podido ver con su boom en pretemporada. Es por ello por lo que me voy a concentrar en aspectos quizás no tan destacados en él, y que guardan relación con la esfera física de la que tanto se habla.
En orden de cosas, me centraré en una habilidad que requiere de Riqui una constante, la movilidad. Se mueve mucho, pero no tanto. No para quieto, pero se mueve poco. Podrán parecer cosas totalmente contrarias, pero esto define sus movimientos. Su capacidad espacial es privilegia, es por lo que se le ven en sitios donde a priori ha debido llegar moviéndose mucho, pero solo ha buscado el espacio concreto, el correcto, donde nadie lo ve, y cuando nadie lo ve.
Aquí os dejo unas muestras:
En este fragmento, aunque Riqui ya está bien posicionado, hace un amago y movimiento pre recibir el balón que a la vez que le crea el desmarque y línea de pase, le posiciona para un control orienta y un regate “simple”.
Comienza a moverse para otorgar continuidad y hace un gesto para el envío del balón, el cual acaba con un pase picado
Aquí en todo momento crea y mantiene el vértice del triángulo, utilizando su propio cuerpo para proteger y saliendo de la presión a través del movimiento y su agilidad.
Bueno, aquí ese amago que hace él para recibir a la espalda de los mediocentros se explica solo. No desconecta de la jugada y termina ejerciendo de pared para una conducción de Miranda.
Como hemos visto, la movilidad ha sido una virtud que ha desarrollado, quizás por falta de esa capacidad física, pero claro, señores, esto es La Masía, esto se aprende, aunque claro, este tío es un aventajado.
Dejando a un lado esta capacidad, vayamos a otro aspecto que me ha gustado mucho, su capacidad de acoso:
Para mi hay una acción que es bellísima, y son los acosos que realizan Messi e Iniesta. Adrián Cervera ya lo remarcó una vez, cuando Iniesta sale por el balón, la mayoría de las veces lo roba o produce un cambio en los destinos de éste. Riqui está en ese proceso, y claro, le queda por aprender, pero a su “falta” de físico, su capacidad para robar y tapar líneas de pase no es nada mala, mejor dicho, es buena. No suele saltar al poseedor mirando única y exclusivamente la bola, contemporiza y normalmente hace un pressing intenso cuando cree que puede robar o generar un “pelotazo”. Esto es algo muy asentado en la idea de Pimienta, pero ahora no entraremos en ese tema.
En la última porción del vídeo, se ve además de la excelente movilidad y capacidad para generar triángulos de Riqui y dar continuidad a la jugada y progresar hacia portería (el objetivo de todo juego de posición), un intenso pressing cuando se pierde el balón, el cual genera un pelotazo y rechace, finalizando la jugada. Para ejercer esta jugada, ¿le falta físico?
Como antes analizaba su movilidad, y ahora su capacidad de acosar, aunque son videos con cortes, no es que sea algo totalmente aislado en un partido de nuestro protagonista, sino que es su propio chip, es un jugador que mentalmente está siempre activo, y por ello, su colocación le hacen un jugador aún más “físico”.
¿Donde residía su debilidad?
Como en todo relato, el héroe siempre tiene una o varias debilidades. En nuestro caso, se ha mediatizado el hecho de que Riqui necesita kilos de músculo para poder jugar en el primer equipo. Esto, a priori es mentira, o bueno, una mentira a medias (o tres cuartos)
Riqui no es ni será nunca un jugador con el físico de Paul Pogba o Cristiano Ronaldo, pero es que Iniesta o Xavi tampoco lo necesitaron. Bien es verdad que esos dos poseían unos atributos físicos no visibles espectaculares (Iniesta el cambio de ritmo y Xavi una capacidad aeróbica para moverse constantemente), pero en cuanto a apariencia, lo que se denomina armazón físico, y el cual es lo único (o casi) que se ve, era inferior a otros jugadores, los cuales eran referencia en sus posiciones.
¿Necesita imperiosamente un mayor físico para llegar al primer equipo? Rotundamente no. ¿Mejorará el físico para poder sacar a relucir aún más sus mayores virtudes en la máxima élite? Seguramente sí. Riqui hoy pesa 59 kilos para 1,69m de estatura, y muy posiblemente su peso ideal serán los 61-63kg, con un aumento de masa muscular. Este proceso lo hicieron con gran éxito Fabián o Neymar (un elegido de la técnica). Dicha mejora del físico optimizará aún más:
Su capacidad de esconder el balón y girarse ante presiones altas. A día de hoy, aunque consiga las faltas, suele caer con “facilidad” ante acosos agresivos.
Una mayor resistencia aeróbica para que su extraordinaria movilidad y capacidad de acosar pueda mantenerse en todo momento del partido.
Una mejora en su arranque tras control y sostenimiento de esta.
Una mejor capacidad para el pase largo y un menor esfuerzo en pases de media distancia.
Dicho así, pareciera como que Riqui necesitase mejorar estos aspectos como si de un déficit se tratase, y en absoluto. Son capacidades que ejecuta a la perfección, pero que con ese punto de mayor físico puede otorgarle un punto o techo más alto a su amalgama de capacidades con y sin balón.
David, ¿y si nadie te hubiera hecho luchar contra Goliat?
David pudo vencer al gigante Goliat, porque tuvo la oportunidad de enfrentarse a él, pudo demostrar su puntería con la onda, su agilidad y su ingenio. Nadie le marginó y le rechazó para la batalla por su aspecto y su desigualdad. Y eso nos arroja la siguiente pregunta, ¿le darán a Riqui la oportunidad de vencer a Goliat? En un entorno y un ecosistema, sus facultades saldrán a relucir seguro, necesitará de tiempo, contexto y paciencia, pero el chico es buenísimo.
Ya Valverde se deshizo en elogios tanto la temporada pasada como esta. Ha sido importante en pretemporada y serán de los fijos en el día a día del primer equipo, pese a que juegue poco con ellos. El quid de la cuestión es que este talento tenga las ventajas que antaño tuvieron André Gomes o Arda, pese a que no salieran nada bien. Necesitamos volver un poco a la senda y la esencia de nuestro juego y confección de plantilla… Porque es lo que se busca ¿verdad? ¿Buscamos ganar la guerra reclutando gigantes o le daremos la oportunidad a nuestros particulares “David”?
“Se abre el telón. Un menudo personaje hace su primera aparición en un gran escenario, con más de 70.000 miradas clavadas en él. La suya es una actuación esperada. También para el jurado, que está preparado para observar detenidamente cada uno de sus pasos. No es para menos, ya que las referencias que en los últimos tiempos han ido llegando sobre el pequeño artista que está a punto de actuar son excelentes. Ha llegado el día de comprobar cómo se desenvuelve ante el gran público. A todos se nos da de maravilla entonar en la ducha o dentro de la confianza que nos da el pequeño comité. Pero esto es el show business, la gala en que se decide quién se queda y quién se va, la gira mundial del Circ du Soleil, la alfombra roja del Dolby Theatre de Hollywood, la Traviata de Verdi en la Ópera de Viena. Es la puesta en escena definitiva, en la que hay que marcar la diferencia en muy poco tiempo. El genio entra en el campo en el minuto 55.
Quince minutos después, el descarado artista, sorprendentemente cómodo e integrado en la escena, saca una de sus mejores armas (de esas de las que el jurado, público y compañeros de profesión tanto habían oído hablar) para regalar un gol que pone el colofón a una noche que ya no podrá olvidar. Lo ha conseguido. Ha logrado ejecutar uno de sus números favoritos en el mejor momento posible. Uno de esos que le pueden catapultar hacia la final, hacia su línea de meta, hacia este sitio donde solamente llega quien consigue mezclar a la perfección el potaje formado por el talento, el trabajo y la adaptación al contexto. Tras su puesta en escena, no hay ninguna duda: Riqui Puig se convierte en el máximo favorito para ganar esta edición del FC Barcelona Got Talent.
Entendiendo que uno pueda sentir decepción al comprobar que los dos párrafos anteriores es todo de lo que disponemos para explicar la relación entre el pequeño genio de Matadepera y el primer equipo, opino que la gestión que el cuerpo técnico ha hecho con el joven talento anterior a Riqui Puig da motivos para el optimismo. La introducción y gestión de minutos de Carles Aleñá a lo largo de esta temporada termina con un balance altamente favorable para el canterano, como él mismo ha reconocido. Un análisis en primera persona que nos debería servir para frenar (yo el primero) el ímpetu con el que muchas veces reclamamos una presencia continuada y sin frenos de talento de La Masia en las alineaciones del primer equipo. Cambiar este ímpetu por perspectiva es siempre un ejercicio interesante y nos sirve para ver que Aleñá empezó la temporada bajando al filial para recuperarse de una lesión y la va acabar entrando al campo en partidos como un Barça-Atlético que vale un título de Liga. El balance, si tenemos en mente los beneficios que nos puede dar a largo plazo esta forma de hacer las cosas, es indudablemente positivo.
Volviendo a Riqui Puig, conviene echar un ojo a lo que ha acontecido a lo largo de esta temporada en el Miniestadi antes de emitir un juicio para valorar el éxito de la fase del proceso formativo en la que se encuentra. Hablamos y opinamos muchas veces solo en clave de primer equipo, sin conocimiento de causa y reduciendo el éxito o fracaso a la participación del jugador en grandes escenarios, pero lo cierto es que cualquier analista y aficionado que haya seguido minuciosamente la temporada de Riqui Puig estará de acuerdo en que ha sido muy, muy provechosa en el sentido formativo de un futbolista que (calma, será más pronto que tarde) está predestinado para la élite. Empezó el curso en septiembre con un Riqui Puig nombrado y señalado por muchos como el líder que el filial necesitaba, en un planteamiento completamente erróneo dado la presencia de jugadores más curtidos como Carles Aleñá, Moussa Wagué, Oriol Busquets o Carles Pérez. Que se trataba de un planteamiento desajustado de la realidad queda patente en el momento en que Aleñá llega para disputar minutos con el renovado filial, ya que en varias ocasiones el ‘sacrificado’ en el once por García Pimienta es el propio Riqui Puig, siendo Álex Collado y Monchu Rodríguez algunos jugadores que se mantienen en el once por delante de él. No se trataba de otra cosa que una parte del proceso de cocción de Riqui Puig, que sin ser del todo conscientes de ello, estaba cogiendo el punto de ebullición necesaria para su consolidación a partir de mediados de temporada. Aterrizaje, adaptación física, trabajo posicional con y sin balón y mejora en la toma de decisiones que han sido trabajadas por el cuerpo técnico del filial, de forma excelentemente pautada, para que el ascenso de Aleñá al primer equipo cogiera a un Riqui Puig con la templanza necesaria para ser útil, decisivo y dominante en el centro del campo de forma continuada. Y lo mejor: con confianza y seguridad para sacar a relucir acciones individuales que benefician al equipo. Mágicos toques de calidad que repercuten en dominio, peligro y goles. Ya es una estampa bastante habitual ver al futuro compañero de equipo de Arthur, De Jong y Aleñá moviéndose a sus anchas por la zona central del Miniestadi mientras pide el balón, ocupa de forma racional los espacios, colabora y acelera en la circulación y hace daño entre líneas rivales. La temporada que empezó con un Riqui Puig entrando de forma paulatina en el once, acaba con un jugador capaz de aportar el toque diferencial en un engranaje colectivo que, pese a su corta media de edad, es capaz de dominar la gran mayoría de partidos que ha disputado.
Mucho se habla del papel que el flamante ganador del FC Barcelona Got Talent debe protagonizar de cara a la próxima temporada. Se habla de una plaza fija e inamovible en el primer equipo, así como la oportunidad de ser parte protagonista de un convenio de colaboración entre Ajax y FC Barcelona que le mandaría a un erasmus de doce meses para formar parte del mejor equipo de la Eredivisie. Pero poco se habla de la opción que, a día de hoy es más sensata, y que no es nada más que un calco que la que protagonizó Carles Aleñá: una participación fija y habitual en dinámica de primer equipo (entrenamientos continuados que le ofrezcan las mismas oportunidades que los otros, en modo “si lo mereces vas a jugar”, y una presencia en convocatorias que no sea vista como una eventualidad o experimento) pero con un último año de formación y participación con el filial, ejerciendo, esta vez sí, la figura de líder del centro del campo. La figura previa a un ascenso hacia el primer equipo que el trabajo realizado por el jugador se va a encargar de determinar. Porque la cuota de talento natural ya está ahí, ya la tiene más que cubierta. Sin embargo, debe ser complementada, porque lo que suplementa y perfecciona al artista es el trabajo, el oficio, la técnica. Algo que ya se ha estado trabajando y que nos va a permitir ver, en sus próximas actuaciones, a un talento aún más compacto y sólido. Y entonces entenderemos qué habrá supuesto esta temporada (para algunos perdida o desaprovechada, para mí invertida) para Riqui Puig.
Damas y caballeros: bienvenidos y que disfruten del espectáculo.
Magnifico artículo sobre Riqui Puig: https://spherasports.com/p/1554806400-riquis-got-talent
Magnifico análisis: http://www.rondoblaugrana.net/2018/08/david-y-si-tu-eras-el-fuerte.html