Segunda división - Playoff Temporada 2023-24

#631 ni lo han revisado....

No sé si alguno estará al tanto, pero han matado este Sábado por la noche a un chico de 32 años en Burgos (que estaba de fiesta con sus amigos en una despedida de soltero) simplemente por el hecho de "ser de Valladolid", dándole un puñetazo que lo fulminó al momento. El asesino de 23 años han confirmado que en el momento del arresto se le requisó "multitud de pasquines del grupo 'Mancebos BCF'", un grupo de extrema izquierda vinculado a 'Resaca Castellana'.

Está en todas las noticias de CyL, es terrible, como puede haber semejantes psicópatas por ahí sueltos.

#649 ¿Qué cojones pasa en el Levante? Joder, si yo recuerdo hace 4 días a todos los medios alabando la gestión económica de Quico Catalán por haber saneado el club.

Y con el colchón del descenso hoy en día tienes que hacerlo muy mal para meterte en follones. Coño, si bajas y no vuelves a subir, el 2º año tienes que quitarte todo lo que te quede de primera porque no puedes asumir esos contratos.

Parece mentira que sea el Elche CF ahora mismo el equipo con mejor gestión económica de la categoría.

Después de la derrota contra el Valladolid, el Oviedo debía recuperar sensaciones y reponerse moralmente del duro golpe que había supuesto por primera vez, desde la llegada de Carrión, haber sido total y absolutamente dominados y sometidos, sin capacidad alguna de reacción. Y ese miedo e inseguridad se plasmó en los primeros minutos del encuentro, con un Levante que se lanzó al ataque y un conjunto carbayón dubitativo, que no contenía con acierto y contundencia las arremetidas valencianas, a lo cuál tampoco ayudó algún que otro error grosero en los pases, como uno mal ejecutado por Luengo (que fue una constante, pases mal medidos que se atascaban o frenaban fruto del terreno encharcado) que roba Bouldini y llega hasta la frontal del área, donde afortunadamente Calvo recula con acierto y tapa muy bien su disparo.

Superados los 10 minutos iniciales, los azules empezaron a serenarse, calmarse y pausar el ritmo de juego, posicionándose mejor en el terreno de juego y comenzando a jugar a lo que saben. El Levante optó por atrincherarse atrás y esperar a algún fallo para matar a la contra.

El control del esférico cayó del lado ovetense y el dominio fue claro, sin embargo, el mismo no se traducía en ocasiones claras. Por su parte, el Levante aprovechaba los escasos fallos y pérdidas azules para inquietar con contras rápidas y balones largos a la espalda.

Cuando parecía que la primera parte terminaría sin que se moviera el marcador, un córner mal defendido permitió a Dela controlar y chutar sin oposición, inaugurando el marcador ante un Leo Román, que dió la sensación de haber podido hacer algo más, ya que el balón le pasó literalmente entre las piernas. Obviamente era un tiro cercano y potente, pero es evidente que el cancerbero no estaba atento y en tensión, de ahí su posición, la cuál facilitó el gol.

El jarro de agua fría había sido duro y quedaba por ver la reacción ovetense al inicio de la segunda mitad, si sacarían orgullo y garra (como reza el lema) o si sucedería como contra el Valladolid y el golpe habría paralizado al cuadro azul. Afortunadamente el Oviedo volvió a su habitual versión con Carrión, decidido y luchando por remontar, presionando la salida de balón de los valencianos y creando ocasiones para recortar distancias. Y a base de insistir, llegó el tanto de la igualada gracias a un córner botado por Cazorla que después de un cabezazo de Calvo, un afortunado Luengo, que estaba en el momento y lugar adecuado, empujó la pelota de tacón. A fin de cuentas, eso es el fútbol, a base de generar ocasiones, surgen situaciones como éstas.

La reacción había sido inmediata y gracias a ello, la moral azul creció exponencialmente, con el equipo más incisivo aún en ataque buscando el segundo. Y vaya si lo encontró, después de un espléndido centro de Cazorla que muy inteligentemente, Moyano cedió de cabeza al segundo palo para que un Masca desmarcado, rematara a placer.

El Levante estaba hundido, fuera del partido y al borde de besar la lona. Sin embargo, un error a la hora de despejar un centro (siendo el mayor culpable Colombatto, ya que fue a despejar de plancha, lo cuál confundió a un Luengo que tenía la pierna armada para despejar y luego no tuvo tiempo para rectificar) propició un trallazo del joven debutante Álvarez que se coló por toda la escuadra.

Lo que podía haber sido la estacada final con tan poco tiempo de margen, sin embargo espoleó más a unos azules que en ningún momento dejaron de creer en la victoria. Y a base de insistir nuevamente, lograron el tercer tanto con un preciso y potente cabezazo de Calvo en un córner.

Los últimos minutos fueran de auténtico infarto, con una zaga azul muy imprecisa atrás, con muchas dificultades para sacar el esférico con contundencia y un punta de ataque (Alemao) que no presionó la salida de balón valenciana, permitiéndoles salir en jugada desde atrás. Afortunadamente, la historia, tuvo un final feliz.

Resumen:

El Oviedo consiguió superar el mazazo moral que había supuesto la derrota ante el Valladolid, volviendo a su esencia y señas de identidad, buscando ser protagonistas con el balón, buscando portería contraria y sobre todo, peleando cada balón como si fuera el último. Y ahí tengo que destacar a un Masca que se desgastó lo indecible, arrastrándose incluso por el suelo para robar un esférico. Hay una jugada donde estuvo peleando medio minuto por una pelota, que acabó siendo capaz de poner en profundidad a Moyano, quien no llegó por muy poco.

Sin embargo no todo es positivo y en defensa, el equipo estuvo flojo. Muchas impresiones, errores y sobre todo, falta de contundencia. Ciertamente el estado del terreno de juego pudo influir en algunos pases defectuosos (lo típico de calcular mal la potencia y que el balón se quede parado fruto de un charco), pero es alarmante como no se hicieron bien la mitad de los despejes o como no se era capaz de frenar según qué acometidas, como la del minuto 83, con dos tíos en banda siendo incapaces de frenar al lateral del Levante, que llega a línea de fondo, avanza hacia el palo corto de Leo Román y todavía le da tiempo de poner un pase en mitad del área, que afortunadamente, no había nadie desmarcado para rematar, porque sino, era el tercero de los valencianistas. En esa faceta he apreciado un bajón en los últimos encuentros, la defensa es menos contundente y tiende más a arriesgarse con pases innecesarios ante la presión rival. Y ahí he de destacar a un Leo Román que un día va a dar un disgusto con tanto floritura innecesaria, como cuando al cuarto de hora que recibió una pelota y le dió de tacón para pegarle a pierna cambiada. Podría perfectamente haberse quedado el balón parado, tardar en percatarse y ya la teníamos liada...

El ejemplo en el que mirarse y seguir, es Calvo: balón fuera, sin contemplaciones. Está bien tocar para generar desde atrás, pero si el rival te presiona y está muy encima, no es pertinente arriesgarse con pases atrás, porque las posibilidades de fallar o perderlas, son muy elevadas (como de hecho, sucedió).

Por otro lado, es un gusto y placer ver un equipo que nunca baja los brazos, que nunca se rinde y que casi siempre transmite la sensación de poder remontar. Y eso se agradece tanto en juego como en sensaciones, tanto a nivel interno (futbolistas) como externo (la constante otros años era que si se recibía gol en contra, nunca se ganaba el partido, no existía capacidad alguna de reacción ni de remontar, lo cuál era desesperante a nivel de aficionado).

Respecto a los jugadores, he de destacar a Calvo en defensa, simple y llanamente imperial, corrigiendo los errores de los compañeros, tapando disparos rivales y encima marcando. En medio campo al ya mencionado Masca (una labor de presión y desgaste brutal, demostrando Carrión que sabe emplearlo en contextos que el resto de los mortales no atisban y obteniendo buenos resultados) y Cazorla, que dió una lección magistral de cómo dar pases al pie. Todo pases milimétricos y en profundidad, ni una sola pérdida, ni un solo error. Y los dos primeros goles, nacen de sus botas. Nuevamente, toda la razón por parte de Carrión al apostar de inicio por él, su visión de juego es vital (¿qué dirá Cervera después de partidos como el de hoy? No jugó él así un sólo partido en toda su vida). Y Bastón, el eterno criticado, demostró porque juega, porque la presión que ejerce arriba, no la hace Alemao ni en siete vidas. Fue ser sustituido Bastón, entrar Alemao y el Levante jugaba a placer desde atrás, el tío se dedicaba a seguir a los rivales con la mirada. Claro que lo ideal sería que Bastón también metiera dos goles por partido, pero si no para de presionar la salida del esférico y apenas le llegan balones, milagros, a Lourdes. Este año está realizando una labor muy oscura que cuando no la hace, se notan muchas costuras.

Dubasin nada de nada, de momento fichaje innecesario que no aporta nada, otro que presiona con la mirada. Paulino como revulsivo funciona de lujo, entró a 10 minutos del final y generó dos ocasiones.

Ahora queda que más allá de haber recuperado la identidad, se incida en los errores atrás y no se vuelva a pecar de blandos, porque si esto se repite en el tiempo, no siempre se será capaz de remontar.