Berlín. (EFE).- El escándalo a destiempo del presidente del Bayern Múnich, Uli Hoeness, amenaza con ensombrecer una de las mejores campañas de la historia del club bávaro, justo en la víspera del partido de ida de la semifinal de la Liga de Campeones contra el Barcelona.
El presidente del Bayern Múnich podría ser condenado a una pena de prisión por fraude fiscal y evasión de capitales al esconder del fisco alemán una cuenta en Suiza con unos 20 millones de euros con la que ha realizado negocios especulativos desde hace mas de 10 años.
El rotativo Bild destaca hoy que si la fiscalía encargada del caso no acepta la autodenuncia presentada por Hoeness, este podría ser condenado a una pena de cárcel sin libertad condicional, ya que la ley alemana contempla ese castigo para fraudes superiores al millón de euros.
Añade que Hoeness ha entregado ya al fisco alemán, a la espera de ser procesado, 10 millones de euros y que un íntimo del presidente del Bayern Múnich, cuya identidad mantiene en el anonimato, ha asegurado que el dinero escondido en Suiza no tiene que ver ni con el club de fútbol ni con su fábrica de salchichas.
Asimismo revela que Hoeness abrió hace unos 13 años una cuenta en el país helvético a medias con el antiguo jefe de la marca de artículos deportivos Adidas Robert-Louis Dreyfus, fallecido en 2009 a los 63 años, quien le prestó el capital inicial para juntos hacer negocios especulativos en bolsa y el mercado de divisas.
El club ha hecho esfuerzos por mantener el tema al margen de la previa del partido de mañana. Antes de la conferencia de prensa oficial, el portavoz del equipo, Markus Hörwick, advirtió que no se aceptarían preguntas sobre el tema Hoeness y el director deportivo, Mathias Sammer, ha asegurado que se trata de un tema que no afecta para nada la preparación del compromiso.
Sin embargo, la identificación del Bayern con la figura de Hoeness es algo demasiado fuerte como para que el tema quede relegado a un segundo plano, ante todo teniendo en cuenta que se ha convertido en el centro del debate social y político en Alemania en estos momentos.
El escándalo estalló durante el fin de semana, curiosamente por una información de la revista "Focus", publicación bastante cercana al Bayern y al propio Hoeness. Hoeness ha admitido que ha presentado una denuncia en contra de sí mismo -por una cuenta bancaria que tenía en Suiza- lo que permite en Alemania pagar viejas deudas fiscales librándose de una persecución penal.
Sin embargo, se habla de un allanamiento del domicilio de Hoeness y de una investigación de la fiscalía, lo que hace pensar a muchos expertos que, en opinión del ente acusador, la autodenuncia de Hoennes estaba incompleta.
Hoeness, durante su larga trayectoria como funcionario deportivo -que empezó cuando tuvo que terminar su carrera como jugador por una lesión- ha sido una figura provocadora, que polariza y que se ha convertido en un icono que va más allá del fútbol.
El presidente del Bayern ha reclamado para sí, durante décadas, una serie de valores que van desde la efectividad, que nadie le ha discutido nunca, hasta la integridad -que ahora se le cuestiona- así como la generosidad y la lealtad ante los suyos, que ahora empiezan a verse bajo otras luces.
La evasión fiscal destroza la figura de Hoeness como apóstol de la moralidad, función que le ha gustado siempre ejercer. A nadie se le olvida que fue él quien impidió que Christoph Daum se convirtiera en seleccionador alemán, acusándolo de consumo de cocaína, y que durante años ha acusado a otros equipos europeos de no jugar limpio en la parte económica mientras presenta al Bayern como un ejemplo de solidez e integridad.
El carisma que emanaba Hoeness hizo que durante años figuras políticas de primer orden buscarán su cercanía. El más cercano tal vez ha sido el ex-primer ministro bávaro Edmund Stoiber, que fue miembro del Consejo de Vigilancia del Bayern, pero también la canciller Angela Merkel y su rival en las próximas elecciones, Peer Steinbrück, han buscado su sombra.
Ahora todos han empezado a distanciarse de él, a declarar su decepción. Y el compromiso social de Hoeness ahora, a la luz de sus pecados fiscales, empiezan a verse como la cara de alguien que parece tener una doble personalidad al estilo de Dr. Jekyll y Mr.Hyde.
La pregunta que muchos se hacen ahora es si Hoennes, en medio del escándalo, estará mañana en el estadio. El sábado, en el partido contra el Hannover en la Bundesliga, optó por no asistir, lo cual es bastante extraño en él.
En todo caso, tanto su ausencia como su presencia serán registradas mañana. Y su situación personal en estos momentos hacen que, tal vez, el mejor momento del Bayern desde que él rige los destinos del club coincida como el momento más bajo de su propia vida.
Tal vez el comentario más lapidario que se ha hecho sobre la situación actual de Hoeness fue el que hizo Daum -con quien ha tenido enfrentamientos durante décadas. Daum, confrontado con la situación de Hoeness, dijo sencillamente que le daba lástima. Hoeness, de momento, calla, pero ha dado a entender que unos días hará frente a la situación y ha amenazado a algunos medios con demandas.
La fiscalía de Múnich encargada del caso investiga el presunto fraude fiscal cometido por Hoeness entre los años 2001 y 2010 y realizó ya el pasado mes de marzo un registro en el despacho del presidente del Bayern.
La investigación se inició después de que el presidente del equipo de fútbol alemán se pusiese en contacto de forma voluntaria el pasado enero con la agencia tributaria nacional para dar cuenta de su situación irregular. El fiscal Ken Heidenreich, de la Audiencia Territorial de Múnich, examina ahora "la validez y la exhaustividad" de la información aportada por los asesores fiscales de Hoeneß, según revela a su vez el semanario alemán "Focus".