Seré breve:
Sevilla, justo después de llover. Estoy en casa de un amigo, y aprovecho que ha dejado de llover para ir a la facultad un momento a hacer unas gestiones. Mi coche lo tenía mi tío, y pasaba de coger buses estando las calles colapsadas, así que la idea que se me ocurre es la de coger una bici de esas que están en la calle (Sevici creo recordar que se llama el servicio, similar al de otras ciudades) para ir a la susodicha universidad. Maldito el momento en que elegí dicha alternativa. Cuando iba paseando por mi carril bici va y pasa un autobús a toda leche, pisa un charcazo enorme, me salpica y me pone chorreando. Pero no sólo eso, sino que me medio tiró de la bicicleta además, y al ser de estos orugas, la segunda sección de dicho autobús me salpicó más y más. Me mojó, literalmente, hasta en el cielo de la boca.
En fin...