Mi pueblo no me ama, y si no me ama, ¿cómo voy a gobernarlo dictatorialmente? Para que acepten y toleren la dictadura brutal a la que quiero someterlos, deben pensar que el sufrimiento atroz que les impongo es por su propio bien. Deben amar su esclavitud, regocijarse en su sufrimiento y rogar más opresión. Solo mediante un control despiadado y una represión feroz conseguiré purgar la sociedad de elementos contrarios a mi tiranía, pero para ello debo conseguir que las ovejitas que deseo dirigir al matadero vayan a él voluntariamente y balando alegremente las plañideras de su propio funeral.
La idea intrínseca expuesta es brillante, las posibles opciones en el desarrollo del tema son infinitas, la claridad del argumento es mayúscula, pocas veces he tenido ocasión de leer un tema tan ameno, con la longitud justa, con la métrica adecuada, sin florituras.
Que profundidad en el análisis, que capacidad de ahondar sobre los puntos en cuestión, que certera aproximación a las disyuntivas.
Señor mío, a sus píes, estamos ante una obra de arte en la era postmoderna de Internet.
Duro e implacable en el fondo, pero correcto en las formas, sin a la vez renunciar al fino barniz de la ironía.
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de una lectura, leo y releo y me quedo absorto. Impagable la aportación al devenir del futuro.
#5 No mames wei, ni siquiera un joto lamebolas me cerraría el hilo, no seas un hijo de la gran chingada.