Venga me lanzo a contar una movida que me pasó con 15 o 16 años, por esa época estaba en un grupo scout al que iba basicamente a los campamentos, me encanta todo ese rollo, el caso es que estabamos de campamento 15 días en un sitio al que solíamos ir verano si verano no, concretamente en pasarón de la vera (en extremadura, un sitio bonito).
El caso es que teníamos la costumbre de hacer guardias tal como en la mili, en tres turnos, al principio, en medio y al final de la noche, por lo general bastante aburridas, se hacían en parejas y con un camping gas mientras escupías en la tapa para ver hervir el gapo y pasar el tiempo. Apasionante... aunque tenía su aquel jajaj
Resulta que una noche, a eso de las 3 de la mañana me despiertan las dos chicas a las que tocaba hacer la guardia ese turno, acojonadas, al borde del puto terror, sujetando una navaja y con la cara descompuesta, me dicen que se escuchan pisadas muy cerca, que están muy asustadas que por favor me levante y coja el cuchillo (un cuchillo que solía llevarme a los campamentos de unos 10cms que usábamos para hacer construcciones, tallar cosas... etc...)
Quizás os preguntéis por qué me llamaron a mí en vez de acudir a los monitores. Resulta que los tíos listos tenían la tienda en el otro extremo del campamento, que en realidad el sitio eran unos bancales con higueras asi que las tiendas estaban de un extremo a otro repartidas en 3 bancales, la de los monitores estaba aislada al principio de uno de ellos a tomar por culo y las nuestras estaban al final del todo.
Total, me levanté para ver lo que pasaba, en realidad estas situaciones se daban mucho en ese sitio, todos los veranos pasaba algo extraño y raro era el verano en el que no acabábamos alguna noche unos cuantos levantados mirando algo raro, asi que sin darle mayor importancia pensando que sería cualquier cosa me levante agarré el cuchillo y esperamos... al poco se empiezan a escuchar pisadas claras y firmes, las recuerdo muy bien, no eran pisadas como si fuesen en grava o en tierra, eran pisotones en cemento, secas y con ese efecto que parecen reverberar un poco, una señora pisada inconfundible vaya y no eran pisadas de animal, eran de dos piernas o un animal de dos patas si existe algo de eso en la extremadura profunda, de eso no tengo duda alguna.
Al principio me acojoné un montón, tanto por la situación (que te levanten a las 3 de la mañana con este panorama ya te sugestiona un tanto) como por la claridad del sonido... el caso es que a los pocos segundos se dejan de escuchar, se cortan con la misma firmeza con la que empiezan, nos miramos los tres y una de las chicas emite un pequeño gemido, están acojonadas, ya he dicho que estaban al borde del terror, nunca en mi vida he vuelto a ver una expresión así, en serio, me acuerdo de todo esto como si fuese anoche, me quedó muy marcado...
Al poco tiempo se vuelven a escuchar las dichosas pisadas un bancal por debajo y ya con la mente más fría pienso que puede ser alguien queriendo gastar una broma, no me cuadra mucho porque si fuese una persona se escucharía el movimiento para pasar de un sitio a otro, por cojones vaya, estábamos aguantando la puta respiración... pero vamos, en ese momento buscas cualquier explicación lógica a eso que está pasando
El caso que es esta persecución se repitió en unas tres o cuatro ocasiones buscando el puto ruido, en una de ellas nos acercamos bastante, venía de una tienda, pero una vez allí y con el corazón a mil por hora con el cuchillo en la mano sin saber muy bien para qué no veíamos nada, abrimos la tienda, miramos por todos los lados de esta y no se veía nada, ahí ya dijimos basta, nos fuimos al camping gas y fuimos a buscar al monitor encargado de las guardias, que se levantó a regañadientes y vino con nosotros y justo cuando el tipo empezaba a decir que nos lo habíamos imaginado volvieron a sonar las pisadas y el tío se nos quedó mirando con cara de no sense... al final se decidió a mandarnos a acostar y que él terminaría la guardia, al día siguiente cuando le preguntamos nos dijo que era un animal pero ya os digo yo que ni de coña, ni se escuchaba zarcear nada (y a las tres de la mañana en el más absoluto silencio ha de escucharse algo por muy sigiloso que sea el bicho) ni las pisadas eran de un bicho de cuatro patas, lo diría para que nos olvidásemos del tema y punto.
A día de hoy alguna vez he sacado el tema con una de las chicas con las que aún tengo contacto y me pide que por favor me calle con una risilla nerviosa, la verdad es que a día de hoy yo tampoco he podido explicarme que coño fué aquello y aunque probablemente tenga una explicación de lo más tonta pero ya os digo que ha sido la experiencia más acojonante que he pasado en mi vida hasta el momento y que ninguno de los que la vivimos nos hemos olvidado