El papel forma parte en nuestro día a día en más situaciones de las que nos podamos imaginar, pero nadie piensa en el papel de regalo
Ese papel de tacto diferente, más bien poco suave, con detalles, adornos y/o dibujos que normalmente suelen ser cutres, el cual no es digno si quiera de tener personalidad por ambas caras dejando una de ellas desnuda y sin rostro.
Ese papel que siempre compramos en las tiendas con menos reputación de nuestra zona: los chinos, y que su función es envolver sueños y regalos, haciendo más ansiada la espera y aumentando el frenesí hasta que por fin conseguimos desenvolver el regalo y ver que hay dentro... y justo ahí muere el papel de regalo. Pasa instantáneamente a un segundo plano en el cual irá directo a la basura sin contemplación alguna.
¿Os dais cuenta? Durante unos momentos el papel forma un papel (jeje) primordial y en cuestión de segundos pasamos a deshacernos de él cual juguete roto.
Y todos estos sentimientos todavía se ven más agravados cuando en las fechas realmente importantes donde las flores son por excelencia el principal adorno y regalo, no le damos la oportunidad al papel de regalo de formar parte de ese momento y siempre damos las flores sin envoltorio
En esta época de cambios me gustaría que todos reflexionáramos si de verdad le estamos dando el trato que se merece al papel de regalo y no estamos siendo egoístas.