Estaba viendo este tema en la primera página echando un vistazo y creo que vendría bien que contara una experiencia (mi opinión ya la di) aunque parece ser que el tema se ha desviado mucho.
Hace 2 semanas tuve el cumpleaños de una amiga, el plan consistió en lo típico, cena en una casa todos juntos y luego salir de fiesta.
En cierto momento de la noche dijo de ir de fiesta a un bar de ambiente (gay) porque tiene un amigo camarero allí currando y le gusta la música. Ninguno de los que estábamos en el cumple somos gays, pero es su cumple y no la vas a decir que no. Además, ya tengo cierta edad para que me sude los cojones lo que pudiera pensar alguien por verme entrar a un bar de estos.
Excepto el más tonto de los tíos que ibamos que prefirió quedarse fuera (que curiosamente es el que menos pilla) el resto de tíos entramos, más o menos disgustados. Las tías iban incluso alegres.
Bien, pues aquí empieza lo importante para el thread:
Fue increíble lo incómodo que llegué a estar en ese bar. Ya de primeras al pasar entre la gente alguien me tocó el culo. Poco después un calvo me hizo un guiño a la par que un gesto con los labios que me dio una arcada curiosa. Otros nos quisieron invitar a chupitos a mi y a otro y a ir luego a su casa a relajarnos. Y otro directamente borracho se acercó a hablarme y me soltó que me hacía un traje de saliva.
Y como yo alguno más de los que ibamos (no voy a mentir, a todos no les dieron la chapa)
Está de puta madre que vendáis que los piropos no hacen daño a nadie, pero es mentira. Recibir la brasa incomoda y agobia muchísimo.
Y más de tios, porque joder, a mi me han buitreado tías y ni de lejos son tan plastas.
Ser tía y estar minímamente buena tiene que ser un suplicio de oír y ver mongólicos.
Pero vamos, que es mi experiencia, cada uno que piense lo que quiera.