Pues resulta que me he ido a dar un masaje en un sitio español normal y corriente donde me ha atendido la típica choni cuarentona que todavía tiene un meneo y, lo de siempre.
Llegas, te quedas en gallumbos, música de dormir, aceite pin pan. No veas la fuerza que tenia la tía, jugaba con las contracturas como si fueran canicas. De ahí a las piernas, pies y... Lo que más odio, los muslos. Porque en caso de masaje largo siempre te hacen dar la puta vuelta. No se si es psicológico o que, pero es llegar a este punto y no puedo evitar que el mástil se empiece a izar irremediablemente ante la fútil resistencia de la toalla.
Este pequeño detalle hace que no disfrute tanto del masaje pues estoy haciendo multiplicaciones mentalmente 7x7x7x7x7... hasta frenar el maldito flujo sanguíneo. La pregunta entonces es...
¿Tenéis algún truco para evitar este pequeño inconveniente?
Lo de la paja antes de ir no funciona.
Cabe decir que he conseguido evitarlo, pero se pasa mal, y encima le he dado 5€ de propina.