El rincón del SEXO y la LASCIVIA v2 (One-Night Stand)

Lo que Mediavida unió

Corría el año 2008, quizá era 2009... quien sabe, lo importante fue
que a día de hoy y pasados varios años sigue colmando el culmen de mis
pajas, sigue siento mi top1 en cuanto a sexo se refiere y sí... debo
darle las gracias a Mediavida por ello, porque fue con una
mediavidera.

Os pongo en situación, día 2 de Enero. Un viaje de 7 horas en autobús
y llegué a una ciudad mucho más fría que la mía. Bajé del autobús y
allí me la encontré, vestida con unos pantalones negros ajustados y
una chupa de cuero negra que le daba un toque rockero que me ponía a
mil. Su melena negra lisa y su sonrisa al verme hizo que casi me
derritiese. Nos abrazamos como se abrazan los enamorados, nos besamos,
nos reímos y nos dispusimos a coger un tren de camino a su casa.

El tren duro alrededor de 20 minutos. Yo estaba de pie pegado a la
pared puesto que estaba lleno y ella echada sobre mi. Todo muy
acogedor e incluso podríamos definirlo como tierno e ilusionador y yo
estaba super cachondo y no quería joderle a ella el momento, no se lo
merecía y tampoco quería mostrarle mi faceta de guarro que había
recorrido 700km para follársela como un cosaco durante los días que
iba a estar allí pero el momento duró poco, ya que ella pensaba
exactamente lo mismo que yo pero con una única diferencia: a ella no
le importaba lo que yo pensara. Arrancó el tren y su mano ya estaba
cogiendo todo los que unos vaqueros de hombre anchos permiten coger,
acercándose cada vez más y diciéndome al oído que me iba enterar al
llegar a casa... Creedme cuando os digo que han sido los peores 20
minutos de mi vida. Los hombres me entenderán mejor.

Y por fin llegamos a su casa. De la estación a su casa habría 10
minutos andando. Hicimos un poco de "Sr. Lobo" y llegamos en 5
minutos. No tuvimos que comentar que teníamos que aligerar el paso. No
hizo falta. Los dos queríamos llegar, para exactamente lo mismo. Una
extraña sensación me recorría el estómago. No era amor, ni mucho
menos... ¿Nervios? Tengo ya más de la veintena... ¿Qué me pasa? ¿Por
qué estoy nervioso? Mi estómago sabía perfectamente los 4 días que me
esperaban... y que días...

Subimos a su casa. Son las 7/8 de la mañana y su madre ya está
despierta. Un detalle que no he contado, me temo: Sí, me quedo en su
casa son sus padres y su hermana. Padres cojonudos hasta decir basta,
una hermana que también es adorable y una casa grande, lo suficiente.
Al llegar a su casa fuimos para su habitación, parecía que no había
nadie. Hace ya bastante años de esto pero tarde menos en meterme en su
cama con ella que en subir las escaleras. Sólo diré que no recuerdo el
desnudarnos, besarnos ni preliminares, pero al instante la recuerdo en
la cama echada de lado y yo percutiéndola por detrás como bien se
merecía. Ella me dijo que parase y empezó a mover su cadera y a
follarme como ninguna chica me ha follado hasta el día de hoy. De
repente su madre abre la puerta y nos pilla, por suerte teníamos el
edredón por encima y al hacernos los dormidos. Su madre deja algo y
vuelve a cerrar y ese simple hecho me puso como una bestia. Empecé a
darle bastante fuerte, me gustaba hacerlo y ella no sabía que me
gustaba el sexo fuerte. Cambiamos de postura, me gusta mandar y ella
sólo me pidió que siguiese el mismo ritmo y eso hice, luchando contra
mi mismo por no correrme ante tal cuerpazo porque quería seguir
disfrutando ese polvo magnífico, pero todo acaba, por desgracia. Ella
se había corrido hace rato y como todo el mundo sabe, es de bien
nacido ser agradecido, y me dijo con una sonrisa en la cara que cuando
me corriese le avisara, que no había desayunado. Soy un hombre y tengo
mis límites y eso fue el culmen. Saqué mi polla y se la puse en la
boca. Bastaron sólo 10 segundos de mamada para correrme y sentir el
mayor gustazo que puede tener un hombre. Yo estaba agotado, tanto del
viaje como del polvo. Yo quería seguir, pero ella no. Pero quedaban 4
días más y vaya 4 días.