Una cosa es Sevilla como ciudad, su historia, su Casco histórico, su ambiente y lo bonita que es. Se puede disfrutar mucho de ella porque no ha perdido su esencia pese a ser cada vez más grande (dentro de sus límites) y no llega a tener el agobio de una ciudad como Madrid o Barcelona en la que a mí, particularmente, me sangrarían los ojos por tardar 2h de coche en llegar al trabajo. Hay gente que adora las ciudades grandes y otra que prefiere algo intermedio. De esa Sevilla yo valoro a su gente humilde, a la gente que sale a pasear como tú a tomarse unas cervezas. Valoro que se respire buen rollo y alegría y que la gente me sonría cuando voy por la calle.
Y luego está la Sevilla 'sociocultural', y la llamo así porque aquí determinadas personas usan eso de la cultura como excusa para demostrar su poderío, su status social, su piso en Los Remedios y su caseta de la Feria. Lo usan para mirar por encima del hombro al resto y para llenarse de gloria absurda creyendo que son más que los demás. Es una contrariedad en sí misma que se coloquen el pin de que somos parte de una Comunidad Autónoma humilde y luego traten con superioridad a su propia gente. Eso es lo que provoca rechazo y eso es lo que no se entiende.
Y ojo, llevo toda mi vida aquí pero ver a la gente presumir de ciertas catetadas me ha provocado siempre el mismo rechazo. Es por eso por lo que me siento de aquí y al mismo tiempo mucha gente me da verdadero asco. Pero el señorito/a sevillano/a es así.