Hasta hace poco tenía muy claros mis objetivos, pero he llegado a un punto en el que estoy replanteándomelos seriamente:
Allá por Marzo de este año me encontraba gordo, con papada y sin ganas de hacer nada, con una pereza brutal y una habilidad para comer comida basura en forma de dulces y aperitivos digna de admirar (me sorprende que no me pusiera como un auténtico tonel con el estido de vida tan poco saludable que llevaba). A mediados de ese mes decidí darle un giro de 180º a mi vida en ese aspecto y comencé a salir a correr todos los días. Al principio costó lo suyo, pero poco a poco me acostumbré y de hecho resultó ser adictivo, tanto que tras casi un mes corriendo todos los días tuve que darme un merecido descanso de 1 semana porque las rodillas se sobrecargaron (mea culpa, lo sé, raro es que hubiesen aguantado tanto con la tralla que les estaba dando).
El siguiente objetivo era eliminar la comida basura de mi ingesta diaria. No me costó mucho, ya que tenía bastante información al respecto y me apasioné por el tema preguntando aquí y allá, tanto que incluso mis padres llegaron a considerar esto como una "obsesión". Ya sabéis como son los padres, que cuando ven que te privas de más de un manjar a la par que te ven charlar continuamente acerca de estos temas comienzan a preocuparse xD
Dos meses de salir a correr hicieron efecto en la pérdida de peso que buscaba (comenzaría pesando noventa y tantos kilos, la verdad es que no me subí a la báscula para comprobarlo) y a principios de Mayo decidí apuntarme al gimnasio, esta vez con verdaderas intenciones de conseguir un cuerpo en condiciones. El motivo por el cual me apunté, a pesar de que mi principal objetivo era perder peso, fue que conforme se afinaba mi figura y la grasa desaparecía se iba revelando lo que yo ya sabía: no tenía nada de músculo de cintura hacia arriba, pero nada. Pecho plano, brazos flácidos... cero desarrollo en general. Mientras que en las piernas sí que tenía buena base, gracias a la genética y a deportes como el Taekwondo que he practicado durante 3-4 años a partir de los 13, en el que estaba haciendo uso de mis piernas todo el rato, y menudas toñas daba con ellas
Cuando hablo de "cero músculo" lo digo muy en serio: no era capaz de hacer ni una triste flexión. Decidí poner fin a esto realizando una rutina de musculación a la par que seguía con mi ritmo de vida hipocalórico. Gané fuerza poco a poco hasta finales de Julio, momento en el que dejé de ir porque en Agosto me iba de viaje. Procuré no dejar el cardio de lado durante ese mes, pero en Septiembre con el estrés de los exámenes de la universidad me fue imposible, y tampoco pude volver al gimnasio porque no tenía tiempo, así que pospuse mi retorno a la vida saludable hasta Octubre.
Y he aquí el dilema: En Septiembre me he dejado llevar por el estrés y mi apetito se multiplicaba por mil, por lo que solía arrasar con todo, procurando no meterme demasiada comida basura en el cuerpo. Al volver al gimnasio aunque tuve que volver a enfretarme a unas agujetas de la leche, en la segunda semana ya estaba levantando los mismos pesos que en Julio, y esta semana ya estoy AUMENTANDO los pesos. Una barbaridad muy novedosa bajo mi punto de vista que me reconforta y llena de motivación. Hay que añadir que actualmente estoy comiendo como una lima: mi apetito es mayor y por la noche tras volver del gym me hincho a comer, aunque desvío este hambre hacia la carne y el pescado para no atiborrarme a saladitos, empanadillas y demás comidas poco recomendables. Podría afirmar rotundamente que mi ingesta diaria es hipercalórica, y seguramente no debería hacerlo porque aun tengo que quitarme bastante grasa para tener un cuerpo esbelto, pero resulta increíble ver que, comparado con aquellos días en los que mi ingesta era hipocalórica, mi potencia y energía a la hora de levantar pesas no tiene comparación, además de que me noto los músculos más hinchados y fuertes que de costumbre.
Arrojo una serie de datos técnicos a continuación:
Allá por Mayo, cuando me apunté al gimnasio, si no me falla la memoria estaba por encima de los 90 kilos (quizás 91 o 92) y según la máquina del gimnasio que también mide la bioimpedancia tenía un 28% de grasa corporal (según el monitor tenía demasiada y que debía disminuirla cuantos antes).
En Julio llegué al peso más bajo que conseguí, que fueron 86 kilos.
La semana pasada me volví a tomar las medidas en la misma máquina, y estos son los datos:
- Altura: 1,80cm
- Peso: 88 kilos
- Porcentaje de grasa corporal: 20%
¿Que debería hacer? ¿Debería volver al estilo de vida hipocalórico reduciendo la ingesta y aumentando el cardio como antaño, o por otro lado debería centrarme en seguir construyendo músculo a saco hasta finales de año y dedicarme a partir de Enero a depurarme y quitarme la grasa hasta la llegada del Verano?