El 19 de abril de 2012 se ponía a la venta en las tiendas japonesas Fire Emblem Awakening para Nintendo 3DS (en E.E.U.U y Europa lo haría un año después) y la premisa con la que el juego fue desarrollado fue que Awakening sería el último juego de una franquicia que llevaba dando guerra desde 1990.
¿Cómo se llegó a pensar algo así de una saga con tantos títulos a sus espaldas? Pues economía pura y dura, ni más ni menos. En Smash Bros Melee (2000) Nintendo añadió a Roy y Marth como personajes a modo de presentación de la franquicia a nivel mundial y años después lo acompañó con la salida de Fire Emblem (The Blazing Blade) para GBA en 2003. El primer título que se publicaría fuera de Japón.
Desde entonces Nintendo e Intelligent Systems pusieron su empeño en demostrar que la franquicia valía la pena y siguieron trabajando en más títulos. En 2004 salió también The Sacred Stones para GBA pero el que apostó por todo fue Path of Radiant para GameCube (2005). El título contaba con gráficos 3D, doblaje, animaciones con captura de movimientos… un completo, vamos.
Aquello parecía arrancar y siguieron sacando más y más juegos. Para Wii llegaría Radiant Dawn (2007), a DS lo harían en forma de remakes bajo el nombre de Shadow Dragon (2008) y New Mystery of the Emblem (2010). Sin embargo, a pesar del empeño, a Nintendo no le cuadraban las cuentas y Shinji Hatano (director del departamento de ventas) reconoció que tendrían que hacer un último juego dándolo todo para despedirse con la cabeza bien alta.
Vamo a irno… pero vamo a irno ¡como yo quiero! - Intelligent Systems
El desarrollo se basaría en hacer todo aquello que les diera la gana ya que sería el último juego y nadie quería quedarse sin meter lo que se les ocurriera por la cabeza. El resultado sería Fire Emblem Awakening, el juego mejor valorado de toda la franquicia y un éxito de ventas que pondría cerca de 2 millones de copias en todo el mundo.
Parte del éxito vendría de la mano de las nuevas mecánicas más accesibles a los jugadores que venían, sobre todo, de remakes y un Radiant Dawn cuya dificultad, además, se acrecentó al traducir de manera errónea los niveles de los mismos haciendo que el fácil fuera de Japón fuera el normal en su original y el normal, difícil. La introducción de un modo sin muertes permanentes (entre otros elementos) funcionó.
Cuando Hatano vio el gran recibimiento y las buenas críticas, se puso a preguntar para cuando estaría el siguiente juego a pesar de las sorpresas del equipo por haber desarrollado Awakening como el último juego de la franquicia. Pero así funcionan las cosas, si algo vende, sigue apostando por ello, y Fire Emblem había vuelto a la vida.
Desde entonces la franquicia ha estado como nunca. No sólo porque el siguiente juego Fates (3DS, 2015) vendiera más que su predecesor, si no, porque ha sabido expandirse más allá en colaboración con Atlus y la franquicia Shin Megami Tensei en Tokyo Mirage Sessions (WiiU, 2015), Fire Emblem Heroes como juego de móvil vigente desde 2017, Fire Emblem Warriors (Switch, 2017) en la versión Musou de la franquicia, así como otro éxito comercial y de crítica con el último juego principal lanzado Three Houses (Switch 2019).
En pleno 2022 hay otra colaboración anunciada para Switch con Fire Emblem Warriors Three Hopes para salir en apenas unos pocos meses, así como los enésimos rumores de otro título principal más pronto que tarde puesto que ya pasan 3 años del último.
Tanto aquellos que se hayan subido al carro y descubierto la franquicia en sus últimas entregas como los que la juegan desde siempre igualmente, deben darle las gracias a Fire Emblem Awakening por igual. Sin esa última bala en la recámara y con la idea de hacer un último trabajo del que estar orgullosos, la franquicia habría muerto exactamente hoy hace 10 años de haber salido un título cualquiera.