¿Un dragón? ¿UN DRAGÓN? Creedme, es lo menos importante de cara al juego de verdad. No define nada de lo que podría definir un juego cuya base es realmente otra: la naturaleza. Que haya un dragón y no un chocobo, por ejemplo (que realmente puede haberlo, según la versión que mires), puede darte la idea de que se trata de una aventura con elementos de la épica más épica, cuando se trata en realidad de uno de los FF más modestos. Y la modestia es oro.
Todo empieza cuando el aire se detiene y cómo la humanidad, o más bien aquellos a los que manejas, actúan en consecuencia. Qué medios de transporte utilizan con lo que la propia naturaleza da o el propio ingenio humano puede otorgar. No son pocos los vehículos que se usan a lo largo y ancho del mundo, y eso es algo con cierta fuerza siempre.
Cuando terminéis el juego vais a desear que el logo fuera un árbol.
Todos los personajes importantes de la aventura poseen al menos un rasgo reseñable y memorable, aún cuando a lo largo de todo el recorrido no todos reciben un trato equiparable. Es un defecto que se suele dar, puede que más en videojuegos. Que algún o algunos personajes tengan más interacción y peso tras su aparición, y que la historia no esté al 100% segura de qué hacer con ellos a lo largo de la misma. Dándoles personalidad y responsabilidades hace esto más difícil si cabe, porque el jugador no humanizará tanto estos monigotes. Hacer parecer algo familiar debe ser complicado.
Pero hay buenas noticias: las responsabilidades de las que hablo, junto con sus relaciones y sobre todo sus dificultades, todo será recordado:
Sus responsabilidades dan fuerza a su deber. Cuando fallan, las consecuencias quedan patentes a la vista, hasta en el propio gameplay. Razón: Exdeath, el villano. Ahora detallo el por qué.
Sus relaciones son algo a descubrir. Cuando menos te lo esperes, puedes acabar sabiendo más sobre Butz, Lenna, Faris, Galuf, o algún otro secundario. Animales incluidos. Lo dicho: naturaleza.
No saber qué hacer en este juego es la mayor oportunidad de conocer más a todos.
- Sus dificultades a lo largo del viaje, desde el propio principio. Se trata de uno de los FF más difíciles, y encuentro esta relación muy destacable, al ser difícil en ambos campos: narrativamente y jugablemente.
Exdeath el Transformador
El mayor rasgo de este villano, más allá de su nula personalidad, son sus acciones. Éstas atentan directamente contra la arquitectura del mundo, bien destruyéndolo, bien transformándolo y combinándolo. Si sabéis más sobre Exdeath y a quienes ataca, más razones veréis para que él sea el logo del juego.
Además, ofrece una pregunta retórica no intencional a la que no dejaréis de dar vueltas incluso después de acabar el juego. Es una de las promesas que el juego te hace para que existan motivaciones de peso que te hagan querer terminarlo. Otra de esas promesas tiene que ver con la naturaleza, una vez más.
Las mazmorras
Mientras que en Dragon Quest no ves un cofre hasta que te lo encuentras (aumentando así la sensación de descubrimiento), FF apuesta por cierta puzlificación de las mazmorras, con ramificaciones de caminos. Hay suelos que se rompen, pero se pueden evadir. Puedes hacer de Exdeath y trastocar ciertas mazmorras a tu antojo, en búsqueda de la solución. En resumen, son buenas, y algunas muy buenas, y la última sorprenderá a todos por su diseño. A eso lo llamo dejar lo mejor para el final.
Sistema de combate
Voy a ahorrarme en describirlo, y resumirlo en un solo concepto: Valores. Si vas a la acción sin llegar a comprender del todo las posibilidades que te han dado adquirirás una noción a la hora de valorar qué recursos son más importantes para ti en cada combate. Elaboración de una estrategia, adquisición de ciertos objetos, etc.
En cambio, esos recursos pueden ser esas mismas posibilidades de combate, conociendo cada pro y contra de cada job. Verdaderamente explotable si te interesa el contenido secundario y los rivales más fuertes.
Pero eso si, la clase de experiencia que te dan los enemigos, ya sea exp. de toda la vida o puntos de job es un aviso constante. Si los desperdicias, al menos que sea conscientemente.