Acabo de leer que Kenichiro Takaki ha abandonado Marvelouos Studios. Esta noticia como tal no es relevante puesto que productores y desarrolladores de videojuegos cambian de empresa constantemente, sin embargo sí he encontrado algo interesante al comentar sus razones.
Muy probablmente no sepáis quien es este hombre o la compañía en la que trabajaba, pues bien, es el productor de la serie Senran Kagura los cuales son unos juegos del montón con la salvedad de que cuentan con chicas jóvenes que entre sus armas se encuentran pechotes y bikinis. Hasta aquí igual a más gente le suena. Véase la imagen.
Pues bien, sin ningún tapujo ha comunicado que se va de la empresa porque le estaban cortando la libertad de crear el contenido que el quería desde el punto de vista de la sexualización... que esto se puede resumir en "censurando su trabajo" desde, o bien la propia compañía, o bien desde la distribuidora de turno. En su lugar se ha marchado a Cygames y ahí ya se verá (dice que quiere hacer algo en un mundo de fantasía) aunque seguirá ligado a su serie estrella.
¿Qué quiere decir esto? Bueno, siempre hemos estado más o menos acostumbrados a ver como un juego al llegar a una región sufre algún tipo de censura (digo acostumbrados que no a favor) como el caso más reciente de Devil May Cry 5 en PS4, el famoso caso de South Park The Stick of truth o más de un cambio en juegos de Nintendo entre otros ejemplos.
A esto se le añade la "censura" de las propias tiendas digitales en las que estas se reservan el (lógico) derecho de permitir el contenido que se ofrezca cumpla unas restricciones haciendo que un juego directamente se retire o no permita siquiera su venta como juegos basados en masacres o relaciones sexuales y violaciones.
Con todo esto llego al siguiente punto; en los últimos tiempos cualquier cosa ofende y en los videojuegos se suele hacer mucho ruido con ciertos temas llegando a leer gente que se escandaliza si un personaje mata niños zombies o bien el personaje (femenino mayormente) de turno está diseñado para mostrar su sexualidad.
Y esto no deja de ser tan controvertido que llega un punto en el que igual los creadores tienen que empezar a censurarse a sí mismos a la hora de trabajar o a sus empleados como le ha pasado a Kenichiro Takaki. Así que al final ¿quién está censurando realmente? ¿La compañía que publica un juego aplicando unas leyes en un país o bien los propios usuarios presionando para que el contenido se adecue a lo que ellos quieren?
La diferencia aquí es que parece que la segunda está bien vista, cuando es igual de peligrosa para la libertad de un creador, pero ojo, no olvidemos que esto pasa en todos los países, cada uno con sus métodos.