Muchos nos quejamos (y yo el primero) de la gran cantidad de versiones que Nintendo ha sacado de algunas de sus consolas, de las que debemos destacar, indudablemente, la Game Boy. Pero Nintendo no fue la pionera en volver loco al consumidor con semejante cantidad de variaciones... Hoy, dedicaremos el Museo de lo absurdo a la consola de las mil caras, fabricada por una de esas grandes compañías que una vez fueron parte del sector y que hoy son prácticamente desconocidas: NEC
Existe una gran diferencia a la hora de preguntar acerca de NEC a un japonés y a un español (aficionados a las consolas, claro está). Al contrario de si les preguntamos acerca de Nintendo o Sega, de las cuales obtendríamos respuestas coincidentes (que se dedican casi en su totalidad a los videojuegos, vaya), de NEC las respuestas variarían “muy mucho”. Un español respondería, como mucho, que se trata de una compañía cuyas consolas pasaron sin pena ni gloria por el mercado, pero un japonés podría aportarnos datos de la misma durante horas, porque NEC es una de las compañías más importantes de la historia de Japón.
Antiguo logo corporativo de NEC. El conocido en el sector
Resulta que la irrupción de NEC en terreno consolero queda en mera anécdota si hacemos retrospectiva y atendemos a sus logros a lo largo de sus más de 110 años de historia. Gracias a NEC centenares de miles de japoneses, a principios del siglo XX, tuvieron teléfonos en sus casas. Y se trataba de una época en la que el teléfono no estaba precisamente al alcance de todos (en España casi ni sabíamos qué era). Y no sólo se conformaron con eso, sino que abrieron sus alas y suministraron con líneas telefónicas a usuarios de China y Corea del Sur.
Se podría decir que estaban en la cresta de la ola, pues no sólo la compañía crecía como la espuma, sino que también tenían otros servicios como de telegrafía, le sobraban filiales externas y tenían el beneplácito del Gobierno japonés. De repente, el terrible gran terremoto de Kanto de 1923 acabó con muchas de sus fábricas, mató a más de 100 de sus empleados y destruyó gran parte de la infraestructura que ellos mismos habían construido durante años para que el servicio telefónico llegara a las casas. Del todo a la nada en 10 minutos, aquellos que acogieron esos 9 grados en la escala Richter de puro temblor.
Pero lejos de bajar los brazos, se pusieron manos a la obra en otros planes de negocio que ya sopesaban. Para ir más rápido contando su enorme historial, citaré que destacaron en la expansión de la radio, tanto en términos de emisión como en la fabricación de aparatos (un año después del terremoto), sin dejar de lado las innovaciones en el campo telefónico. Durante la II Guerra Mundial, NEC sufrió sus más amargos días, ya que el Ejército tomó sus fábricas y oficinas para uso propio, hizo cesar su producción y, con los bombardeos acaecidos en Japón en pleno conflicto, perdieron, de nuevo, muchas de sus factorías, que quedaron reducidas a escombros.
Tras el amargo caminar durante la guerra, en 1950 ya, cual ave fénix, habían renacido de sus cenizas y habían retomado su supremacía en el campo de las telecomunicaciones. Años después, y gracias a sus avances en sistemas de telecomunicación vía satélite, ya habían atravesado continentes para establecerse en lugares al otro lado del globo terráqueo como México. Entonces, y ya habiendo desarrollado esos pinitos que un día hicieron crecer, metieron el hocico en el mundo de la informática, que a mediados de los 80 sufría un importante boom, y poco después, en el de los videojuegos. NEC quería abarcarlo todo… Y es aquí, en este punto, donde da comienzo lo que más nos incumbe y por lo que estamos aquí: el errante paso de NEC por el sector de los videojuegos y sus horribles gestiones.
NEC comenzó su andadura en el mundo de las consolas para destronar a Nintendo, que parecía ir monopolizándolo poco a poco. Fue en Japón donde quisieron en primera instancia asestarle un duro golpe de competencia. Nintendo se había hecho con el, hasta ese momento, excéntrico público japonés y Sega le perdía cada vez más comba, por lo que NEC vio una oportunidad inigualable de abrir una brecha pues su fama y prestigio era infinitamente superior a los de Nintendo y contaban con un gran equipo de “mentes pensantes”, los cuales no eran otros que los miembros de Hudson Soft, compañía ligada al mundo de los videojuegos casi desde su creación y que había recibido numerosas calabazas por parte de otras como Nintendo (a la que intentó vender chips gráficos para futuras generaciones de consolas). Así pues, mientras la NES de 8 bits reinaba, NEC sacó en 1987 la PC Engine, que en España se conocería como TurboGrafx-16, una consola que multiplicaba por dos las especificaciones técnicas dela homónima de Nintendo.
PC Engine original
Aunque no dejaba de ser una consola de 8 bits, ésta se comportaba como una de 16 bits gracias al poderoso chip gráfico que atesoraba. Gracias a la potencia del mismo y a su enorme paleta de colores, los gráficos eran más propios de una recreativa que de una consola de sobremesa como NES, a la que dejaba en ridículo (gráficamente hablando). Pero no sólo era particular en definiciones técnicas, sino también en apariencia y formato. La PC Engine era dos veces mucho más pequeña y menos pesada que la NES, y mientras los cartuchos eran el formato de moda, NEC y Hudson Soft se arriesgaron al incluirle un lector de tarjetas. Lo que oís. Los juegos estaban en “HuCards” (HU de Hudson) y eran tarjetas de un tamaño similar a una de crédito y con una arquitectura muy parecida a las de Sega Mark (de cuya evolución nacieron las Master System en Occidente). Eran más baratas de producir, más resistentes y albergaban más megas de memoría que los cartuchos de NES.
HuCard del juego Devil’s Crush
PC Engine fue acogida tremendamente bien por el público japonés. Aunque hacerle sombra a la NES parecía una utopía, las ventas se mantuvieron en niveles similares durante meses y la consola de NEC parecía hacer peligrar el monopolio de Nintendo. Dicha popularidad, todo sea dicho también, fue asimismo debida al enorme auge que tuvieron los juegos de contenido erótico, los cuales lograban ventas despampanantes. Esos juegos nunca obtuvieron el “seal of approval” de Nintendo pues, como siguen siendo hoy día, esta compañía siempre ha sido más conservadora, pero con la llegada de la revolucionaria NEC al sector y a su política de “todo está permitido”, vieron el cielo abierto para ser editados.
Pero cuando mejor le iban las cosas a NEC, ésta empezó a meter la pata irremediablemente con sus malas gestiones. La primera decisión absurda, que en su día no podía ser más innovadora (la verdad siempre por delante), fue la de poner a la venta un modulo CD opcional para su PC Engine. Señores, la primera consola en aportar un lector de CD no fue la Mega Drive (con su Mega CD) como dice saber la creencia popular sino PC Engine. De hecho, la Mega CD tampoco fue la segunda, pero eso será un tema que abordaremos en un futuro Museo. El lector CD de PC Engine daba la posibilidad al jugador de gastarse menos dinero en los juegos y tener más calidad de audio a cambio de eternos tiempos de carga.
PC Engine con el CD-Rom adherido. Empieza el ridículoshow
En pocos meses, el 90% del catálogo de PC Engine estaba también en formato CD, lo cual creó una disputa interna un tanto curiosa pues ambos formatos se comían el terreno el uno al otro: el CD era más barato de producir, pero la amplia mayoría de usuarios no lo tenían, así que las compañías debían editar el juego en ambos formatos y ponerlo a la venta según demanda. Un lío. Además, algunas iban prescindiendo de editarlo en HuCard, mientras otras pasaban de hacerlo en CD. PC Engine, de esta manera, pasaba a sufrir una competencia interna innecesaria.
Otra de esas malas decisiones por parte de NEC fue la tardanza por sacar la consola en el extranjero. Tardaron dos años en sacar la TurboGrafx-16, como ya dijimos que se conocía PC Engine en Occidente, y tres en Europa, poniendo a disposición un parqué de consolas irrisorio, un catálogo muy escueto y haciendo gala de una nula campaña publicitaria. Si en Japón en 1987 tuvieron que lidiar con la NES, en Occidente también debían hacerlo con la Mega Drive, la cual ya equilibraba mucho más la balanza en cuanto a cuestiones técnicas se refiere y ya se había creado una amplia cuota de mercado.
TurboGrafx-16, la PC Engine de Occidente
Pero eso no fue todo. Visto el retraso a la hora de lanzarla en Occidente, ¿no os habéis preguntado cómo resolvieron la papeleta de los formatos? Pues lo resolvieron fatal: sacaron la consola con formato Hu-Card y con el CD-Rom en venta por separado. Turbografx salió a la venta al precio de 250$ (un poco caro para su antigüedad), mientras que la unidad de CD-Rom costaba aparte, además, 400$. Una ruina. Turbografx también tenía como característica un lavado de cara físico con respecto a PC Engine: mientras que la original era de color blanco y muy pequeño, NEC decidió que TurboGrafx debía ser negra y grandota. Eso sí, mucho lavado la cara pero se les olvidó añadir algo fundamental y que antes no menté para que ahora riamos el doble: TurboGrafx-16, así como PC Engine, sólo incluía un puerto para un mando. ¿Cómo podían jugar entonces dos jugadores? Pues comprando un adaptador adicional que conectaba hasta cuatro mandos y que costaba 30$. De risa. Cuesta creer que no enmendaran semejante error con tantos años de colchón. Pero lo que es absolutamente imperdonable es la sorpresa que se llevaba aquel que se gastaba los 250$ en la consola y al abrir la caja, deseoso ante la idea de ponerse a jugar, se diera cuenta de que sólo vinieran incluidos la consola y el mando. ¿DÓNDE ESTÁN EL CABLE RF Y EL ADAPTADOR DE CORRIENTE? Amigos, estos se vendían aparte como periféricos (xDD) y costaban 30$. NEC daba como razones ante la venta de estos por separado que, en caso de rotura, no debían comprarse otra consola y sí únicamente el pack de “periféricos”. Es decir, cerca de 250$ gastados en una consola que no incluye ni adaptador de corriente, ni cable de televisión ni juego alguno. Para mear y no echar gota. Por suerte, poco después, ante el aluvión de críticas, decidieron aunarlos en un mismo pack (aunque todavía era posible conseguir esos mal llamados periféricos por separado).
Esto se compraba por separado, de ahí su propia caja. Al menos no tardaron mucho en cambiarle el nombre de “periféricos” a “accesorios” al surgir las quejas
El catálogo de la consola en Occidente también no había por donde cogerlo. Mientras que la amplia mayoría de los títulos eran únicamente editados en HuCard, algunos de los más importantes, como la saga Ys, eran en exclusiva editados en CD-Rom. Lo que suponía que, para jugar a los must-have de la consola, debías poseer por loles tanto el sistema original como su CD-Rom. Y hablando por última vez de momento del CD-Rom, no se me puede olvidar nombrar su característica puesta en venta. El Cd-Rom se vendía en una caja de dimensiones estratosféricas (del tamaño de una televisión de 20”), cuando su tamaño apenas superaba los 15 centímetros de largo y de ancho, y en la que encontrábamos miles de estas bolitas de porexpan que hacían creer que la caja venía vacía de lo que debíamos rebuscar entre las mismas para dar con el susodicho CD-Rom. Fueron peculiares hasta en eso.
Ys, legendario RPG que dio comienzo la polémica “Sólo en CD”
Retomando las malas gestiones de NEC, cuanto más problemas de competencia tenían, más la cagaban. Con el paso de los años, Sega se fue haciendo más fuerte con la expansión de su Mega Drive y Nintendo volvía a poner las cosas muy a su favor con el lanzamiento de su Super Nintendo. Así, NEC vio como su PC Engine pasaba de ser la segunda consola por excelencia en Japón a ser la cuarta, sin tampoco despegar en Occidente. Entonces empezaron a maquinar más y más chorradas que fue hundiendo la fama de la consola.
La primera de esas chorradas (considerando el CD-Rom como la chorrada número cero) fue poner a la venta PC Engine Shuttle, una PC Engine que tenía un diseño más vanguardista y, apenas un par de semanas después, otro shuttle la mar de curioso y todo lo novedoso que queramos, pero desastroso a efectos de ventas. Ese segundo shuttle, llamado PC Engine LT incluía consola y pantalla en el mismo artilugio. Su precio, el equivalente a 500$ de la época. Y decimos equivalente porque nunca salió oficialmente de Japón, así como otras chorradas que detallaré a continuación. La segunda fue la (de nuevo) revisión que sufrió PC Engine, cuyo diseño se había quedado un poco anticuado (y PC Engine Shuttle no tuvo demasiada aceptación por parte del público), de la que nació CoreGrafx, que no dejaba de ser una PC Engine de color grisaceo y con alguna que otra pollada extra (eso sí, no incluía dos puertos para mandos ni el CD-Rom). Meses después, NEC, sorpresivamente, sacó a la venta la CoreGrafx II, que quitaba de en medio a su predecesora y que lo único que tenía de diferente con respecto a ella era su color plateado. Estas dos chorradas y media se sucedieron en menos de ocho meses, siendo un rotundo fracaso que en absoluto despegó las ventas de una consola que tenía fecha de caducidad.
Iremos por orden:
PC Engine Shuttle
PC Engine LT
Coregrafx y Coregrafx II, además de la PC Engine original
No quedando contentos, y aún sin ir más allá del año 1990, pusieron a la venta el Super CD-Rom 2, que era un CD-Rom con una capacidad lectora más rápida (y que tenía juegos propios no compatibles con el CD-Rom original. Patético) y, al poco tiempo después, NEC hizo algo que debió haber hecho tiempo atrás y que no es otra cosa que el paso a una consola híbrida. Así, nacía PC Engine Duo, que llegó a Norteamérica bajo el nombre de Turbo Duo, y que incorporaba tanto lector de HuCards como de CDs en un diseño acorde con los tiempos que corrían. Además, vendió el pack a un precio más módico e incluyó diversos juegos y todos los cables necesarios para hacerlo funcionar (tiene guasa que tengamos que detallar esto). Y, a los seis meses, volvió a meter la pata cortando la proyección de PC Engine Duo sacando una revisión de la misma llamada PC Engine Duo R y que, para colmo, incluía una opción menos: la entrada de cascos. Una revisión más cara y más limitada, aunque fuera testimonialmente, que la anterior… El mundo al revés en casa de NEC. Y más al revés que todavía fue, porque cuatro meses después, sacaría a la venta la PC Engine Duo RX, similar a la R, sólo que con motivos de color azul y con un pad de seis botones. Tres versiones de la misma consola en un año ¡Y NO INCLUYERON LO ÚNICO QUE QUITARON: LA ENTRADA DE CASCOS!
Seguimos por orden:
Super Cd-Rom 2, que se tragaba literalmente a la consola a la que se conectase
PC Engine Duo, la más bonita en diseño
PC Engine Duo-R
PC Engine Duo RX
Pero no, señores, aún me dejo en el tintero dos zapatazos más que dio NEC. El primero de ellos fue la puesta en venta de la PC Engine Supergrafx, que supuestamente salió a la venta en 1989 pero no se popularizó hasta casi 1991. PC Engine Supergrafx era similar técnicamente a la PC Engine con la excepción de que incluía un lector de Super HuCards, que eran simplemente tarjetas con más memoria. Solamente cinco juegos salieron en dicho formato y, por consiguiente, para la consola. 150$ tirados a la basura. Y el segundo de los zapatazos fue debido al tirón de la Game Boy, que NEC también quiso aprovechar. Entonces, dio forma al que quizá sea el mayor prodigio tecnológico de toda su andadura en el mundo de las consolas, la PC Engine GT (o PC Engine TurboExpress en Occidente), una consola portátil que reproducía los HuCards de PC Engine y sus variantes de una manera fiel. Era una PC Engine portátil, ni más ni menos. Su precio, 300$ (cuando Game Boy apenas valía 100$ en el momento de salir a la venta), hizo que fracasase. Como anécdota, debo comentar que fue la primera consola portátil en ser compatible con un sintonizador de televisión, tecnología de la que Sega sacaría más partido posteriormente y popularizaría como suya.
(bis)
PC Engine Supergrafx, con su particular diseño desagradable a la vista
PC Engine GT, con miniatura de la consola con el sintonizador de TV a la izquierda
Se podría decir que NEC intentó llamar la atención del público por activa y por pasiva, y lo único que evidenció fue una falta de cordura considerable. De ahí que Nintendo pareciera una principiante con sus miles de versiones de su Game Boy visto lo visto. En Occidente estuvo más muerta que viva nada más salir a la venta por su política tardía y sus precios, y en Japón no supo guardar la compostura y dar los pasos necesarios. NEC sólo dio tropezones y demostró una falta de madurez y experiencia sin igual. Así, en 1993 se dictaminó la muerte de su consola y miles de variantes en gran parte del mundo, haciendo lo propio poco después en Japón.
Pero, ¿sabéis qué? NEC no sólo se dedicó a sacar miles de versiones sino que también encargó a otros que hicieran lo mismo por ella cuando se quedaron sin fuerzas. Pioneer fabricó un híbrido a medio camino entre la reproducción digital y el juego interactivo. Su nombre fue “Laser Active” e incorporaba lector de LaserDisc (formato poco conocido en Europa pero que tuvo cierta fama en Japón, rivalizando con el VHS en cuanto a películas) y un módulo externo que era compatible con los HuCards y CDs del PC Engine y sus add-ons. Años antes Sharp había tenido una idea similar y fusionó un ordenador personal con una PC Engine, saliéndole una cosa rara a la que llamó X1 Twin. Como os podéis imaginar, ninguna de las dos tuvo relevancia alguna, e incluso hubo otras alternativas por parte de Pioneer que, visto el fracaso de su Laser Active, sacó una versión mejorada del mismo pero que también tenía compatibilidad con juegos de Mega CD. Fracaso².
Y, por último…:
Pioneer Laser Active, con los módulos de NEC y Sega. Fijaros como el módulo de Sega tiene entrada para dos mandos y el de NEC sólo para uno. ¡¡INCLUSO AHÍ NO HABÍA MANERA DE JUGAR DOS JUGADORES SIN COMPRAR UN MULTITAP!! Joooooodeeeerrr
NEC-Sharp X1 Twin
A pesar de lo que se pueda pensar, NEC no tiró la toalla y decidió seguir probando fortuna en el mercado de los videojuegos. Una vez enterraron su PC Engine, se pusieron manos a la obra en la realización de una consola de nueva generación que hiciera frente a aquellas que ya sonaban desde el horizonte. De esta manera, a finales de 1994, su proyecto en clave “Iron Man” pasó a ser PC-FX, la sucesora de la PC Engine.
NEC PC-FX, otra candidata a Miss Consola Horrible
PC-FX era una consola de 32 bits con aspecto externo de torre de PC. Aprovisionada únicamente con un lector de CD-Rom, PC-FX fue recibiendo juegos con cuentagotas, ya que apenas ninguna compañía confiaba en su proyección. Y no era para menos, porque en ese entonces al carro de las 32 bits se habían sumado ya unas cuantas compañías, existiendo en el mercado 3DO, Jaguar, Mega Drive 32x, Saturn, Playstation, Cd-i… Mucha tela. Así pues, pronto se diagnóstico la muerte de la PC-FX, que sólo pudo contar con 62 títulos en su haber (el 60% de estos de contenido erótico) y que nunca salió de las fronteras niponas. Pero lo que a mí personalmente más me duele, es que siguieran tropezando en las mismas piedras, y no me refiero únicamente al hecho de no confiar en el mercado Occidental sino también A LA NO INCORPORACIÓN DE UN SEGUNDO PAD. Pero, POR DIOS, ¿qué trabajo les costaba? ¿Por qué eran tan cernícalos?
Desde la muerte de PC-FX, NEC sigue siendo una empresa fuerte en Japón en todo a lo que se dedican menos a los videojuegos, campo en el que no dejaron rastro alguno. Por suerte, PC Engine y sus sucedáneos dejaron un legado de títulos más que recomendables y que no se merecen en absoluto ser olvidados. Me refiero a los tres Bonk’s (mascota de la consola), Blazing Lasers, Keith Courage, Aero Blasters, Devil’s Crush, Ys, Chase HQ, Vigilante, Turrican, Splatterhouse, Gradius I & II, Fatal Fury Special o Romance of the Three Kingdoms 3, entre tantos otros. Hasta contaron con el mítico Nintendo World Cup en una zorrería que le hizo Technos, desarrolladora del juego, a Nintendo, que ni se molestó en cambiarle el nombre.
Bonk, mascota videojueguil de NEC y cuyas aventuras eran divertidas como pocas
(AL) FIN.
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