Si en la pasada edición del Museo de lo absurdo comentamos las desventuras de NEC por la senda de los videojuegos y su absoluto fracaso, la edición de hoy guardará mucha relación con la anterior, porque nos vamos a remontar a la misma época (finales de los 80) y a la guerra que Nintendo libró con el resto de compañías cuando su NES se convirtió en la consola de moda gracias a sus “superexitosos superventas” (Super Mario Bros., The Legend of Zelda, Metroid…). La historia que hoy nos acontece volverá a ser contada desde el mismo bando pero desde el punto de vista de otra de las implicadas. Esta otra implicada, al estallar la guerra, se buscó como aliada a NEC para intentar poner la balanza un poco a su favor, pero fue un intento vano. Esta otra implicada fue una de las grandes, de la que parecía impropio que se tuviese que aliar con otras para intentar afianzar su posición, decir “yo también existo”. Esta otra implicada dio origen a una práctica inédita hasta la fecha y que, en pocas ocasiones, se ha puesto en práctica. Esta otra implicada fue nada menos que… SEGA.
“SEEEEEEEEEEEEEGAAAAAAAAAAAAA”… otra vez protagonista :/
Cuando la NES era la reina del mambo y se temía por que su reinado durase tanto como para que se heredara a su sucesora (Super Nintendo), Sega tuvo que hacer una de las maniobras más comprensibles en su momento (pero incomprensibles ahora haciendo retrospectiva) que se recuerdan. Como sus Mark y Master System no terminaban de despegar, no tuvieron mejor idea que buscar a aquella que ofreciese la ambición suficiente para desbancar a Nintendo entre las muchas empresas que se sumaban al carro de los videojuegos, y NEC colmó su atención. Para ellos, tener a NEC como aliada sería una maniobra letal, ya que NEC, como también comentamos, era un gigante japonés de tecnología y pocas cosas se le habían resistido en sus 100 años de existencia. Japón le debía mucho a NEC y parecía ser que esa deuda se vería saldada con la irrupción de la misma en el mercado de las consolas, por lo que Sega también quería aprovechar ese rebufo. Pero, ¿cómo podían aliarse dos compañías con consolas distintas? ¿No se harían competencia directa? Pues sí, pero a Sega eso parecía darle igual. Prefería repartirse el mercado con NEC e incluso salir perdiendo con esa alianza, que permitir que Nintendo siguiera subyugándola a la nulidad. Así que, un bonito día de 1988, Sega tocó en la puerta de NEC para ofrecerle un trato irrechazable para la “novicia” y le cedería su bien más preciado: sus franquicias de recreativa.
Nintendo, here comes… “SEEEEEEEEEEEEEEEEEEGAAAAAAAAAAAAAAA” (bis)
Aunque pueda parecer un tanto extraño, todo tiene una simple explicación. Sega era la número uno en los salones recreativos, pues sus arcades eran los más demandados desde años atrás. El problema es que, toda la fama que cosechaban en los arcades, luego no eran capaces de conseguirla en el terreno de las consolas de sobremesa a pesar de las adaptaciones. Su consola de ocho bits y las revisiones de ésta se antojaron siempre insuficientes a nivel técnico, por lo que apenas hubo “ports” dignos de sus recreativas en las mismas. Mientras, Nintendo apostaba directamente por un mercado centrado en el ocio electrónico de hogar, y la maniobra le salía mucho mejor, tanto que la balanza se desestabilizada hacia su lado en un 80%. Pero entonces ocurrieron dos hechos importantes para Sega: el desarrollo de una consola de 16 bits que fuese capaz de mover las recreativas sin pérdida gráfica alguna y la llegada de NEC y su consola tecnológicamente puntera, y de la mezcla de ambas surgió el “maléfico” plan de Sega para desbancar a Nintendo.
El hecho de que Sega cediera sus franquicias a NEC convirtió a Sega en la pionera a la hora de crear juegos multisistema propios. Vale que hubiera compañías como Capcom o Konami que ya desarrollaban juegos para más de una consola, pero nunca antes una compañía con consolas propias había desarrollado juegos para otras compañías con consolas propias a su vez. Toda esta redundancia sólo puede llevarnos a pensar de que Sega se convirtió en la empresa más tonta del sector, y así fue, porque, en lugar de centrar esfuerzos para desbancar a Nintendo ella solita con la cantidad de recursos de los que disponía (fama en recreativas, franquicias propias, consolas afianzadas, un proyecto de 16 bits a punto de caramelo…), decidió sacar sus juegos en otra consola para ver si así los usuarios desviaban su atención de Mario, Link y compañía. La cuestión es que ésta fue la primera cagada de Sega de las muchas que llegarían después; cagadas a raíz de su baja autoestima, de su impaciencia y del no aprovechamiento de su potencial.
Por lo tanto, entre 1988 y 1992, Sega portó para PC Engine y sus miles de variantes algunas de sus recreativas más famosas, entre las que se incluyen Fantasy Zone, Space Harrier, After Burner, Shinobi, Thunder Blade, Columns o Out Run. Como anécdota, y para no decepcionar a sus seguidores, se escondieron tras la máscara de otras compañías para lanzar dichos juegos en la consola de NEC. Así, en ningún momento aparecía el nombre y logo de Sega en Space Harrier (ni siquiera en la carátula, aunque en Europa sí había reseñas), apareciendo el de NEC en su lugar, o en Columns el de Nipón Telenet, por poner algunos ejemplos. Más que ceder, daba la impresión de que habían robado sus franquicias, lo cual dejaba a Sega en peor lugar todavía, pues su silencio sólo denotaba una complicidad perdedora ante aquellos usuarios que clamaban, con razón, explicaciones, porque, entre otras cosas, esas adaptaciones directamente del arcace aparecían antes en la máquina de NEC que en Mega Drive. Pero no sólo la cosa se queda en eso, sino que Sega, para seguir la maniobra de despiste, editó algunos de sus juegos en otras consolas (además de en las suyas propias y PC Engine), e incluso Space Harrier se dejó ver por NES (eso sí, una versión horriblemente mala). Intentaban hacer creer a la gente que no estaban volcados en NEC y que la decisión de sacar sus juegos en otros formatos afectaba a otras consolas, lo cual era un embuste enorme que la hizo pasar por completamente idiota (por mentir y por sacar sus juegos en otras consolas para hacer creíble la mentira).
Out Run de PC Engine/TurboGrafx-16, desarrollado por Seg… digooo por NEC
Space Harrier de TurboGrafx-16 –versión Occidente-. Gran port, y Sega se incluye en la pantalla principal al contrario que en Japón, donde salió varios años antes para PC Engine
Pero el colmo es que Sega no sólo se limitó a ceder franquicias propias sino también exclusividades. Era tal el afán de que NEC hiciera sus deberes que Sega perdía exclusividades, tanto propias como de third parties, y con estas últimas dinero a raudales pues incumplía los contratos firmados de exclusividad. Como ejemplo representativo tenemos el de Splatterhouse, juego que Namco desarrollaba en exclusiva para Mega Drive y que terminó saliendo antes para PC Engine por antojo de Sega. Lo gracioso es que Namco se dio la libertad de no ceñirse a los absurdos deseos de Sega (de extender la exclusividad de su contrato a NEC) tras editar Splatterhouse a la venta y también lo hizo correr por los circuitos de otras consolas, incluida la NES (golpe bajo total, aunque la versión de NES destacó por ser infantiloide al máximo, lo cual tiene menos sentido aun xD).
Splatterhouse de PC Engine. Sangriento. Visceral.
¿Splatterhouse? de NES (no os dejéis llevar mucho por la imagen, el juego era una broma de mal gusto, a un nivel infantil equidistante al de Los mundos de Yupi .[/i]
Como últimos apuntes, añadir que a NEC le costó totalmente gratis disponer de las recreativas de Sega en su consola. Sega se las ofreció tal cual, y luego, las ventas generadas por dichos ports en PC Engine serían al 100% para NEC, sin que Sega viera un euro por ellas. TONTA x1000. Y con respecto al multiplataformismo de juegos propios, aparte del de Sega no se me ocurren muchos casos. Los más sonados podría decirse que son los Zelda y Mario de Philips CD-i, desarrolladas por la propia Nintendo, aunque son bien diferentes a los de Sega, tanto por circunstancias (ver Museo de lo absurdo vol. 2: Nintendo Super Playstation) como por los juegos, que no eran versiones de los buenos de NES y Super Nintendo.
Sega se buscó ella solita lo que es hoy día. A pesar de que en ciertos momentos diera síntomas de lo contrario, nunca dejó de ser una compañía mediocre, segundona, con mucho miedo y extrañas artes. Y le terminó yendo mal no por mala fortuna ni por que el destino así lo quisiese, sino porque ella misma fue dando palos de ciego hasta que cayó por el abismo.
Y lo más doloroso: aún me quedan historias por contar de ella xD.
