Cuando Sega tenía su Mega Drive a punto de caramelo, se cubrió bien las espaldas logrando que muchas compañías se comprometieran a programar para ellas. Aunque los frutos de las terceras compañías no empezaron a llegar hasta un buen tiempo después del lanzamiento de la consola, Sega se había encargado de dotar de fuerza y vida a su flamante consola de 16 bits a base de adaptaciones de sus recreativas más famosas. Así, Sega había planificado unos primeros años para su Mega Drive cargada de éxitos, tanto provenientes de la propia Sega como de terceras compañías. Y es acerca de una de esas compañías con las que se comprometió Sega de la que vamos a hablar en esta nueva edición del Museo de lo absurdo, más para bien que para mal, y el gran “uso” que le dieron a su principal estandarte, lo que reportó buenísimas críticas y mejores ventas para ambas compañías. En un entonces en el que Streets of Rage, Strider o Ghouls ‘N Ghost arrasaban y en una consola enfocada para el público más hardcore de la época, la antítesis de todo esto se abrió camino. Señoras y señores, hoy hablaremos de Disney y, principalmente, de sus Mickey Mouse. No, no estoy de broma. Pero ante lo explicado anteriormente, se ha de aclarar que no es Disney quien hacía los juegos. Sega llegó a un acuerdo de exclusividad con ellos, pero Disney no tenía un equipo de desarrollo propio que pudiera hacer títulos a la altura de lo esperado, así que Sega America fue la “subcontrata” de Disney para llevar a cabo sus juegos. Y vaya si hicieron un trabajo cojonudo.
Corría el año 1990 cuando Mickey Mouse hizo su primer acto de presencia de parte de Sega. Mickey Mouse anteriormente había protagonizado algunos juegos, de discreta calidad, para consolas como Game Boy (véase Mickey Mouse Magic Wands). En el ejemplo citado, por hablar de uno de los existentes, fue Nintendo quien llevó a cabo el proyecto (porque Disney delegó en ellos al no tener equipo de desarrollo como haría con Sega después) y el resultado fue más que discreto. Pues, al no haber sido demasiado satisfactorias las previas apariciones del ratón de Disney, apenas se había creado expectación con su debut en las consolas de Sega… un debut que terminó siendo por todo lo alto. “Castle of Illusion” se llamó, y cautivó a propios y extraños. El argumento del juego fue bien simple: Mickey tenía que rescatar a Minnie, quien había sido secuestrada por Mizrabel y encerrada en su castillo, y en ese mismo castillo, a través de puertas, Mickey buscaría a Minnie por mundos de fantasía. Infantil, ya, pero el argumento era lo de menos, pues presentaba unos gráficos nunca vistos hasta la fecha, alcanzado el tope máximo de colores en pantalla por primera vez en la historia de la consola, con un Mickey cuyas animaciones eran suaves y fluidas, y que recorría unos escenarios cargados de detalles y con varios planos de scroll. Así, la jugabilidad también era magnífica, siendo un plataformas que recordaba inmediatamente a Super Mario Bros. pues desde el mismo no había habido uno tan bueno. Y si por algo se recordará a Castle of Illusion también es por su banda sonora, con, para muchos (expertos y no expertos), la mejor canción de los 8 y 16 bits (al menos hasta la fecha): la del primer nivel del mundo de los juguetes. Y no me equivoco cuando hablo en plural al decir “consolas” o nombro los 8 bits, porque Sega se aventuró no sólo a realizarlo para Mega Drive, sino también para Master System (para Game Gear también saldría en 1991 como juego de lanzamiento de la consola), gracias a su generosa política de portar todos sus juegos posibles a su consola menor.
Portada de Castle of Illusion, juego que marcó un antes y un después
Melodía del Toy World (primer nivel al entrar por la puerta
Castle of Illusion fue el juego estrella de esas navidades, y quien topó las listas de revistas de medio mundo durante bastante tiempo. Aunque se desconocen sus números, superó con creces el millón de copias vendidas, siendo así, tras Streets of Rage, el segundo juego más vendido de Mega Drive por aquel entonces. Mickey se había puesto de moda, esta vez en los videojuegos, y Sega fue rauda y veloz a las oficias de Disney a firmar más proyectos, los cuales se hicieron sin rechistar porque ésta estaba encantada con la nueva faceta de su ratón emblema. Lo curioso es que Sega firmó más de un proyecto, y con el equipo de Castle of Illusion embarcado ya en dos, buscó un subdesarrollador que le diera garantías y en Europa dio con Infogrames, compañía si bien no nueva pero que estaba muy verde aún. ¿Por qué Infogrames y no Sega Japan, por ejemplo? Porque Sega quería el juego hecho en ocho meses, y en Sega Japan dieron un rotundo no, así que Infogrames se tenía que poner a trabajar a destajo para lograr que el nuevo juego de Mickey estuviera listo para finales de 1991, para que coincidiese con el lanzamiento del juego de Donald que llevaba a cabo Sega America (el otro proyecto de los dos era un juego de Mickey que saldría en 1992). Y a finales de 1991, Sega, frotándose las manos, puso a la venta “Quackshot” y “Fantasia”, segundo juego de Mickey Mouse en Mega Drive (sólo Castle of Illusion fueron multiplataforma), basada en la película del mismo nombre y desarrollado por Infogrames… y, literalmente, se la pegaron.
Fantasia
“Se la pegaron”, toda una exageración para un buen juego, ya que a nivel técnico era sobresaliente y los gráficos superaban a los de Castle of Illusion, pero tuvo dos grandes problemas: la jugabilidad y un erizo azul llamado Sonic. Fantasia no heredó el fácil y magnífico control de Castle of Illusion y nos puso en el papel de un Mickey cuyos saltos creaban mucha inseguridad. Y no sólo fue eso, sino que Fantasia se convirtió desde el momento del lanzamiento en uno de los juegos más difíciles de la consola (lo cual hizo que los más pequeños no disfrutaran mucho con él), así como en uno de los más raros en planteamiento, ya que no tenía enemigos de final de nivel y el juego acababa de repente, siendo el hilo conductor del argumento bastante nulo. Pero no era para nada malo, y esas pegas surgieron más que nada porque Castle of Illusion había creado un precedente prácticamente insuperable, así que Fantasia, a pesar de todo, se convertía en uno de los mejores juegos hasta la fecha. Sonic fue la otra razón de su menor éxito, pues había sido encumbrado totalmente por la locura que se vivió en el sector por la llegada del erizo azul y la revolución en el género de las plataformas que aportó.
En cuanto al otro lanzamiento de Sega America en esas navidades de 1991, Quackshot, este sí estuvo a la altura de las expectativas, y aunque también fue encumbrado por el erizo azul, tuvo mejores resultados en ventas y crítica que Fantasia. Quackshot fue una apuesta algo más desenfadada, con un Donald equipado con un arma (lanzaba desastascadores, no os vayáis a creer que era agresivo) y que tenía que resolver algunos puzzles que se les presentaba por el camino. A nivel técnico era sobresaliente, aunque no alcanzaba a Fantasia, y no tenía pega alguna en la jugabilidad. Sega, además, lo vendió como un Donald a lo Indiana Jones en lugar de cómo un Donald infantil, como era de esperar, algo que a Disney no le agradó mucho. El producto fue satisfactorio y aclamado por la crítica, pero Disney no estaba demasiado contenta con ese Donald “”””agresivo”””” y dicho pato en solitario no volvió a entrar en los acuerdos con Sega. Paradojas de la vida.
Donald mega agresivo en Quackshot
Pasaron diez meses desde ese final de año tan alocado en el que se vio Sega con sus Sonic, Fantasia, Quackshot, y demás juegos, cuando volvió a verse de lleno en una campaña de navidad a la que llevaba varios baluartes. De nuevo con la sombra de Sonic planeando sobre la cabeza de Mickey, Sega America presentaba ese proyecto que le había llevado hacer 17 meses y en el que habían puesto todas sus esperanzas. “World of Illusion” se llamaba, y estaba protagonizado por Mickey… ¡y Donald! Les estaba prohibido hacer juegos protagonizados por Donald en solitario, pero no con otros personajes, así que ayudándose de ese vacío contractual, Sega llevó a cabo el que sería su mejor juego de Disney (con permiso de Aladdin) y en el que pusieron a un Donald infantil, asustadizo, nada semejante al de Quackshot, tal y como pidió Disney ante la imposibilidad de excluirlo del juego. World of Illusion fue la repanocha, con un apartado técnico sobresaliente, una jugabilidad envidiable y una opción rara vez vista: la posibilidad de que dos jugadores jugasen simultáneamente, uno manejando a Mickey y otro a Donald, algo un tanto impensable para un plataformas, sobre todo por el matiz de que el modo dos jugadores era totalmente cooperativo (se debía ayudar el uno al otro para avanzar por los niveles). Pero no sólo en eso innovaban, sino también en la manera en la que se debían derrotar enemigos. Se había acabado el saltar encima de ellos, utilizándose entonces alfombras mágicas que desprendían polvo de estrellas para convertir a los enemigos en cositas buenas de la naturaleza (suena a mariconada tal como lo expliqué xD). Además, esas alfombras tenían tanto la capacidad de volar, estando algunos niveles resueltos a lomos de dichas alfombras, como de convertirse en burbujas protectoras por medio de un conjuro, para así respirar bajo el agua. Unas alfombras que sólo faltaba que cocinaran, vaya.
World of Illusion en modo cooperativo, con Donald ayudando a subir a Mickey
World of Illusion fue un exitazo e hizo frente, cara a cara, a Sonic 2, repartiéndose ambos las alabanzas de las críticas (aunque Sonic 2 se terminase llevando mayor cantidad, tanto de alabanzas como de ventas). World of Illusion se convertía así en un clásico, que de haber salido un par de años antes, hubiera arrasado incluso más que Castle of Illusion. Pero Sega no sólo debía estar orgullosa por las flamantes aventuras de Mickey y Donald en Mega Drive, sino también por las de Mickey en solitario en Master System y Game Gear, consolas que vieron exclusivos “Land of Illusion”, un juego que no tenía nada que desmerecer y que superaba con creces a Castle of Illusion. Land of Illusion es posiblemente la aventura más larga y enrevesada de Mickey de entre todas las que realizó Sega, dividiéndose el mismo en catorce niveles, comunicados los unos con los otros con un precioso mapa similar al de Super Mario Bros. 3. En esos catorce niveles había objetos ocultos (estrellas extendedoras de vida) y pasadizos todavía más ocultos y a los que se llegaba por medio de puzzles y que servían para acceder a zonas opcionales del mapa. Mickey además podía adoptar diferentes habilidades, todas ellas propias del juego. Muchos se preguntaron por qué Land of Illusion nunca salió para Mega Drive. La respuesta de Sega es que World of Illusion era demasiado complicado de portar a las 8 bits y que decidieron mejor crear un juego propio, del que los usuarios de Master System y Game Gear pudieran sentirse orgullosos. Entre Land of Illusion y Sonic 2 (el cual también era totalmente diferente al de Mega Drive), tenían razones de sobra para estarlo.
Mickey arrastrado por un pequeño tornado en Land of Illusion (imagen de Master System)
Hay que reseñar un acontecimiento que se dio a principios de 1992 y que no debe pasar desapercibido en este Museo porque tiene su miga. Ese acontecimiento no es otro que el acuerdo que llegó Nintendo con Disney para ella también desarrollar un juego de Mickey Mouse para su Super Nintendo. No es de extrañar que tuviera los dientes largos ante el éxito del ratón en las consolas de Sega porque Mickey era la razón por la que muchos jugones estaban migrando a las consolas de Sega, así que, de manera prácticamente fugaz, y con el fin de intentar acompañar el lanzamiento de Super Nintendo en tierras americanas y europeas, Capcom, contratada por la propia Nintendo para la ocasión, desarrolló Disney’s Magical Quest, juego en el que un Mickey que podía disfrazarse para adoptar diferentes habilidades recorría mundos de fantasía en busca de Pluto. En cierta manera tenía un tufillo a Castle of Illusion (salvando las distancias. Tufillo en cuanto a la idea) y que, sin ser un mal juego en absoluto (los gráficos eran preciosos y la jugabilidad bastante buena), no tuvo ni la sombra del éxito que dicho personaje cosechaba en las consolas de Sega. No sabemos cómo le sentó a Sega la aparición de Mickey en Super Nintendo tras su paso exitoso por sus consolas y con otros juegos en desarrollo, pero se supone que mal, aunque también se supone que le duró poco visto el escaso éxito del mismo.
La réplica de Mickey en Super Nintendo
Tras World of Illusion, a Sega America sólo le faltaba un juego contractual más, dedicado a Goofy. Así, Goofy’s Histerical Tour apareció en 1993 para Mega Drive, pero no estaba a la altura en absoluto de los juegos anteriores, siendo un título del montón. De hecho, no había desarrollado ni por la propia Sega, estando por Absolute Entertainment, una desconocida. Además, Nintendo se había adelantado a esa jugada y vio aparecer por los circuitos de su Super Nintendo “Goof Troop”, también protagonizado por Goofy, y que cosechó bastante más éxito. Capcom se encargó también de dicho proyecto.
Las relaciones entre Disney y Sega se fueron enfriando tras Aladdin en 1993, y las consolas de Sega no volvieron a contar con ninguna exclusividad en los años venideros con la excepción de Legend of Illusion, juego protagonizado por Mickey Mouse y que fue exclusivo para Game Gear, aunque estaba a años luz de Land of Illusion. Pasaron más juegos con el sello de Disney como Mickey Mania, Toy Story, The Lion King o Donald in Maui Mallard, pero eran plataformas creados por terceros que estaban fuera de toda exclusividad.
El último Mickey de Sega: Legend of Illusion, Game Gear
Así, quiero recoger cuán absurdo fue que, de un día para otro y sin ninguna razón aparente, Disney y Sega no volvieran a trabajar más juntos y nos dejaran sin más aventuras de Mickey realizadas por Sega America, filial que consiguió sacar el máximo jugo al personaje durante años y que creó auténticos juegazos. Desde Mickey Mania, en 1995, el cual fue un buen juego, creado por Sony Imageloft, Mickey Mouse no ha vuelto a sentirse tan grande como cuando lo sentaron en el trono gracias a juegos como Castle of Illusion o World of Illusion. Atrás quedaron años de gloria para la mascota de Disney, quien nunca se imaginaría el sueño que estaba viviendo y que acabaría más pronto que tarde como sus aventuras… Dream of Illusion, podía haberse llamado la etapa gloriosa de Mickey y Sega cogidos de la mano.