Es la sensación que tengo. Desde hace unos pocos años no dejan de aparecer videojuegos de cierto peso que como mínimo hay que probar y, con frecuencia, estos suelen ser de los que implican +60 horas. Realmente se siente como una gran amalgama de la que solo se puede degustar un pequeñísimo porcentaje pues no son baratos muchos de ellos y es imposible estar jugando consistentemente a más de 4 o 5.
Como añoro los tiempos en los que una demo de la Ps1 contenía de 6 a 9 demos de videojuegos de todo tipo y no aparecían cada semana 200 juegos grandes que sí o sí había que probar para estar al día.
¿Qué pensáis?